El desafío presupuestario de España: ¿Cómo afrontar un gasto público desbocado?

El anuncio del adelanto electoral en Cataluña ha sacudido las esperanzas del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, de presentar un proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado para el presente año. Esta situación deja a España, desde el 1 de enero, con los presupuestos del año anterior prorrogados.

Sánchez había insistido en la viabilidad de presentar presupuestos actualizados en semanas recientes, quizás impulsado por la necesidad de financiar compromisos como los aumentos del IPC para pensionistas y de sueldos para funcionarios públicos. Sin embargo, la incertidumbre política ha obligado a replantear esta estrategia.

Con los presupuestos prorrogados, el Gobierno puede implementar algunas medidas de ingreso y gasto previstas mediante decretos-ley. Sin embargo, la aprobación de nuevos impuestos, crucial para equilibrar las cuentas, requeriría una ley específica, complicando aún más la situación.

Durante su mandato, el Gobierno de Sánchez ha introducido una serie de nuevos impuestos, incluyendo gravámenes temporales sobre energía y entidades financieras, así como el impuesto temporal de solidaridad sobre grandes fortunas. Estas medidas permitieron una recaudación significativa en 2023, compensando en parte la ausencia de nuevos presupuestos.

A pesar de estos esfuerzos recaudatorios, el desafío persiste. El reciente impuesto sobre compañías energéticas ha demostrado ser particularmente rentable, destacando la urgencia de medidas adicionales para estabilizar las finanzas públicas.

Otros impuestos, aparentemente dirigidos a la conservación del medio ambiente o la promoción de hábitos saludables, también tienen un fuerte componente recaudatorio. Ejemplos incluyen los impuestos sobre plásticos no reutilizables y el aumento del IVA sobre bebidas azucaradas, que han generado ingresos considerables para el Estado.

El panorama fiscal de España refleja un esfuerzo constante por adaptarse a las demandas económicas cambiantes y mantener la estabilidad presupuestaria. Sin embargo, el desafío de equilibrar el gasto público con los ingresos sigue siendo un desafío crucial para el Gobierno, que enfrenta presiones tanto políticas como económicas en un momento de incertidumbre nacional e internacional.