¿En qué países se ha resentido más la salud mental a causa de los conflictos recientes?

La salud mental es uno de los temas que más importancia ha adquirido en los últimos años. La política mira cada vez más de cerca este aspecto vital con el objetivo de encontrar formas con las que poner freno a esta escalada de malestar generalizado. 

El entorno que nos rodea ejerce una influencia significativa en la estabilidad mental de la población. Desde el inicio de la pandemia, la conciencia de los impactos de un mundo globalizado ha ido en aumento.

Según los datos del más reciente Eurobarómetro sobre salud mental, publicado en octubre, el 62% de los ciudadanos europeos afirma que los acontecimientos mundiales recientes han tenido algún tipo de repercusión en su bienestar mental.

Estos datos corroboran que eventos recientes, como la pandemia de COVID-19, la agresión de Rusia a Ucrania, la crisis climática y otras tensiones sociales y económicas, han tenido un impacto en los niveles de salud mental en Europa. 

En el caso de España, el 63% de los encuestados señala que estos sucesos afectan a su bienestar, un punto por encima de la media europea.

Estos conflictos también provocan que el bolsillo se resienta, por lo que la preocupación pasa a trasladarse también al plano económico. Estas disparidades entre naciones se hacen evidentes, ya que las economías más sólidas experimentan un menor impacto en el bienestar mental.

Algunos de los países que más afectados se han visto debido a los eventos mundiales de la salud europea, según el Eurobarómetro, son (ordenados de más a menos): 

• Lituania
• Portugal
• Irlanda
• Polonia
• Luxemburgo
• Eslovaquia
• Grecia
• República Checa
• Hungría
• Francia
• España
• Bulgaria
• Italia

UN PROBLEMA ANTERIOR LOS CONFLICTOS MÁS RECIENTES

Si bien es cierto que la pandemia empeoró los datos generales, la realidad es que, previamente, la salud mental ya comenza a resentirse. 

Esto queda respaldado por las estadísticas publicadas por Eurostat, en particular, al observar el porcentaje de la población que experimentaba síntomas depresivos antes de la crisis sanitaria. Entre 2014 y 2019, se registró un cambio porcentual del 7,7% en el número de personas que presentaban tales síntomas en Europa.

Es importante destacar que la pandemia ha tenido un impacto no solo en la salud física, sino también en la percepción de la atención médica. Según el reciente eurobarómetro, casi la mitad de los encuestados (46%) ha experimentado problemas psicosociales en los últimos 12 meses, como sentimientos de depresión o ansiedad.

La inseguridad y la frustración son emociones que están ganando un mayor reconocimiento en la vida diaria, lo que lleva a un aumento en la búsqueda de servicios de apoyo por parte de la población. Si se detectaran de forma temprana estas señales, se podrían evitar posteriores trastornos psicológicos más graves. 

La Unión Europea ha estado desarrollando un plan de cobertura y la elaboración de un manual de actuación en el ámbito de la salud mental desde 2008. En ese año, se estableció oficialmente la atención a la salud mental como un derecho humano, en respuesta al aumento de las incidencias de trastornos mentales que afectaban a casi el 11% de la población. Este hito marcó el inicio de la priorización de la salud mental como una cuestión política en los países de la Unión.