En su primera gran entrevista desde que fue despedido por Trump, el exdirector del FBI lo compara con un jefe de la mafia.
El mandatario ha alegado que en ningún momento -una cena y dos llamadas- intentó presionar a Comey por las pesquisas abiertas sobre si Rusia interfirió en las elecciones de EEUU.
El presidente ha explicado que sigue las recomendaciones "claras" expresadas por el fiscal general, Jeff Sessions, y por su 'número dos', Rod Rosenstein.