Últimamente el diario del Conde Godó le está dando unos disgustos a Convergència y a Esquerra que uno comienza a desconfiar sobre la verdadera intención de la encuestas que publica. Si ya la bajada del voto independentista, según el rotativo catalán, fue de nota, lo de los últimos datos de los concejales que van a sacar, unos y otros, suena a proyecto netamente kafkiano.
Últimamente el diario del Conde Godó le está dando unos disgustos a Convergència y a Esquerra que uno comienza a desconfiar sobre la verdadera intención de la encuestas que publica. Si ya la bajada del voto independentista, según el rotativo catalán, fue de nota, lo de los últimos datos de los concejales que van a sacar, unos y otros, suena a proyecto netamente kafkiano.
O sea, que si todo sale según la horquilla electoral que tenemos esta mañana de lunes delante de los ojos, aquí no hay ni guapo ni guapa que pueda gobernar a los barceloneses y barcelonesas, salvo que se ponga de acuerdo con otras dos o tres fuerzas políticas para poder hacerlo, eso sí, repartiéndose como con las cartas de Oró las concejalías a pachas, y la alcaldía en rotación permanente a lo largo de toda la legislatura. Nunca, desde el advenimiento de la democracia, se había visto un fragmentación política semejante y tampoco los grandes partidos habían hecho un ridículo tan espantoso en unas elecciones municipales.
Esperemos que a medida que pasen las jornadas de campaña, los ciudadanos que son bastante más sensatos que los políticos y los propios periodistas sitúen el gobierno de la capital de Catalunya en sus justos términos de equilibrio y ponderación porque, si eso no sucede, vamos a tener una Barcelona absolutamente ingobernable y sobre todo caótica.
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