sábado, 20 de abril de 2024 10:59
Opinión

Los convenios no deben repartir las migajas

Joan Carles Gallego
Joan Carles Gallego
Secretario general de CCOO de Cataluña

Hace días ya que se está negociando la renovación del Acuerdo estatal de negociación colectiva, ANC (en paralelo, en Cataluña, se ha abierto también la negociación del Acuerdo Interconfederal de Cataluña, AIC, con temario propio y complementario), entre las organizaciones empresariales y sindicales confederales más representativas, para establecer tanto las orientaciones que se trasladarán a las mesas de negociación de los diferentes convenios colectivos como cuestiones generales relativas a mecanismos e instrumentos que mejoren el marco de las relaciones laborales

Hace días ya que se está negociando la renovación del Acuerdo estatal de negociación colectiva, ANC (en paralelo, en Cataluña, se ha abierto también la negociación del Acuerdo Interconfederal de Cataluña, AIC, con temario propio y complementario), entre las organizaciones empresariales y sindicales confederales más representativas, para establecer tanto las orientaciones que se trasladarán a las mesas de negociación de los diferentes convenios colectivos como cuestiones generales relativas a mecanismos e instrumentos que mejoren el marco de las relaciones laborales . A la hora de abordar la negociación, el primer problema es compartir diagnóstico. En otro caso, la consecución de un acuerdo puede ser imposible, ya que los intereses contrapuestos de unas organizaciones y otras sólo pueden encontrar puntos de acuerdo si es para superar problemas compartidos.


Hoy la negociación colectiva tiene dificultades, dadas las limitaciones y contradicciones de una reforma laboral enormemente negativa para los intereses y las necesidades de los trabajadores que ha facilitado la destrucción de empleo y ha profundizado la precarización de las condiciones de trabajo y la empobrecimiento de los trabajadores. Habrá que forzar las fuerzas políticas a la reversión de esta reforma ya su sustitución por un nuevo Estatuto de los trabajadores. Pero, mientras tanto, es necesario que acotamos aquellas cuestiones injustas y, además, ineficientes, como puede ser la pérdida de la ultraactividad y las inaplicación de convenio, que están generando huecos de tutela a los trabajadores y trabajadoras, pero también incongruencias en la transparencia de información de las empresas o interpretaciones nuevas por parte de los tribunales. Es necesario, también, profundizar en instrumentos para impulsar los convenios colectivos, mejorar la mediación y el arbitraje y, por tanto, la desjudicialización de los conflictos. Se han de abordar también los contenidos (centrados en el empleo de calidad, entre otros, contratación, causalidad, empleo, igualdad) y la orientación de las políticas salariales que debe incluir la negociación colectiva de los diferentes convenios.


El principal escollo de la negociación del ANC se centra en el incremento salarial. Ante la posición de las organizaciones empresariales, que insisten en la moderación salarial, hay que reclamar con fuerza que hoy los salarios deben subir, ya que el inicio de la recuperación económica que tanto airea el Gobierno comporta también recuperar la posición de los trabajadores, que son los que estos años han soportado los costes de los ajustes. Hoy hay margen para el incremento real de los salarios, ya que los costes salariales unitarios han retrocedido 15 puntos estos años, mientras que en Europa se han incrementado en 3 puntos. Además, si se quiere consolidar la débil recuperación económica y queremos luchar contra el peligro de deflación (en enero el IPC ha sido negativo, del -0,9%, en la tónica europea, del -0,6%), necesitamos que los salarios hagan de motor de la actividad económica, impulsando el consumo y la demanda interna; si no, podríamos de nuevo entrar en recesión.


Los salarios deben ganar poder adquisitivo, los salarios deben participar de la mejora de la economía general. Por ello, en las negociaciones se habla de que los salarios, además del IPC (en enero ha sido negativo), tomen también en referencia al crecimiento del PIB. Desde la garantía del poder adquisitivo del salario, a partir de la correspondiente cláusula de garantía que evite jugárselo todo en la ruleta, se plantea este año una subida del 1,5% si el PIB supera el 2%, si es por debajo del 1%. Todo apunta a que el PIB puede superar este año el 2% y no es lógico que este crecimiento, que se está produciendo por la devaluación continuada de las condiciones de trabajo de estos años, ahora no se incorpore a los salarios de los trabajadores y trabajadoras. Para el 2016 y el 2017 se plantea también un incremento salarial que contemple la inflación, la evolución del PIB, la productividad real y la inclusión de una cláusula de garantía que permita mantener el poder de compra.


Cerrar un acuerdo es importante, pero en cualquier caso se deberá negociar en cada convenio, ya que es un acuerdo marco de orientaciones que hay que concretar cada sector ya su realidad. En la negociación colectiva aparece la contradicción de intereses y es donde se disputa la redistribución de la riqueza que el trabajo crea para traducirla en creación de empleo y en condiciones de trabajo de calidad. Y hoy, cuando apuntan signos de recuperación económica y beneficio empresarial, es evidente que los convenios no pueden repartir los muelles.

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