Ignoro como se habrán sentido los católicos con las últimas declaraciones de su jefe deseoso de poner límites a la libertad de expresión.
Ignoro como se habrán sentido los católicos con las últimas declaraciones de su jefe deseoso de poner límites a la libertad de expresión.
Tal vez quiere Su Santidad volver al "índice" de libros prohibidos y colocar el "nihil obstat" en todos y cada uno de los artículos, viñetas y editoriales que se publiquen en el universo.
Adornado con sus atavíos blancos viene a decir lo mismo que los terroristas de ese estado islámico: hay que volver a la Edad Media, que es la etapa más brillante para la iglesia e ignorar los últimos quinientos años que han costado sangre y lágrimas a occidente.
¿Y yo que pensaba que con bastante libertad todavía tengo poca?
Empiece Su Santidad por predicar con el ejemplo y clausure a esa monja rubicunda, dicen que de clausura, que soportamos a diario los hispanos echando soflamas en televisión y dando instrucciones para gobernar esta España nuestra a diestro y siniestro.
Vuelva el señor cura a sus misas y sujete sus excesos verbales que no parecen propios de la silla de Pedro y de estos tiempos convulsos que vivimos.
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