viernes, 19 de abril de 2024 10:08
Politica

Alfonso Guerra anima al consenso: "Si tomara el encargo, reformaría entre 70 y 90 artículos de la Constitución"

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El exvicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra, se ha mostrado partidario de explorar el consenso sobre una posible reforma de la Constitución de 1978 y ha reconocido que, en el caso de que hoy pudiera "tomar el encargo" de modificar la Carta Magna, "reformaría entre 70 y 90 artículos" que o bien fueron mal redactados o bien no recogen las aspiraciones de la sociedad en la actualidad.

Espoleado por la intervención anterior a la suya del catedrático Francesc Carreras en el marco de una mesa redonda organizada por la Fundación Gregorio Peces-Barba, Guerra ha reclamado que no se sea "ingenuo ni cándido" ni tampoco se razone con "frivolidad" sobre este tema. Tanto Carreras como él se han mostrado contrarios a abrir un nuevo proceso constituyente, aunque han dejado abierta la puerta a reformar aspectos concretos de la Constitución.

Guerra ha respaldado afirmaciones de Francesc Carreras como que la Constitución debe ser, por definición, "duradera y rígida". Según el catedrático de Derecho Constitucional, su reforma exige "cautela y prudencia política", además de consenso no en el punto de partida, sino en el de llegada. Además, ambos han rechazado reivindicaciones como exigir que cada generación vote su propia Constitución. "La están votando cada día al no cambiarla", ha advertido Carreras.

El exdiputado socialista ha bromeado con la definición que hacen de él como un referente a la hora de hablar sobre la reforma de la Constitución. "Tengo siempre presente la imagen de las pirámides de Egipto", ha dicho en referencia a ese lugar erigido como "una gran tumba". Dicho esto, Guerra ha concretado grosso modo cuáles serían los cambios en la Carta Magna si él tomara ahora ese encargo.

Ha comenzado por subrayar que en la ley de leyes no aparece la integración de España en la Unión Europea y ha seguido refiriéndose a cuestiones de la Corona como la discriminación por sexo en el acceso al Trono o que la Constitución otorgue al Rey libertad en la distribución del presupuesto de la Casa Real, algo que ve incongruente con las exigencias de mayor transparencia. Se ha mostrado partidario de rebajar la exigencia de 500.000 firmas para impulsar las iniciativas legislativas populares o ha señalado como "quizás la reforma más importante" que entre los derechos fundamentales aparezcan otros ya asumidos por la ciudadanía más allá del derecho a la educación, el único que consta como fundamental en la redacción actual.

TENSIÓN TERRITORIAL

Guerra ha recordado que el mayor reclamo de reforma constitucional proviene por la "tensión territorial" con Cataluña, y se ha mostrado partidario de cambios para que el Senado sea una cámara de representación territorial -"no lo es ni por asomo"- o para poner fin al enfrentamiento entre "legitimidad histórica y legitimidad democrática". "Para mí no hay más que la segunda", ha proclamado.

El histórico dirigente socialista ha reconocido errores en el pasado de su propio partido como el de José Luis Rodríguez Zapatero de comprometerse a dar luz verde a cualquier Estatut aprobado por el Parlament catalán y ha criticado que las Comunidades Autónomas, especialmente Cataluña en la actualidad, hayan avivado el "enfrentamiento clásico entre el demos y la ley". "¿Lo que diga la mayoría vale aunque sea en contra de la ley?", se ha preguntado a modo de crítica. Este respeto a la ley le ha servido para criticar el procedimiento legislativo con el que se abordó la abdicación del Rey Juan Carlos. "Demuestra que en España somos muy ligeros", ha lamentado.

El punto de mayor discrepancia en el debate con Francesc Carreras ha sido a propósito de la reforma de la Ley Electoral, algo que el catedrático y jurista ve necesario para limitar el poder de los partidos poniendo fin, por ejemplo, a las listas cerradas y dando paso a un sistema mixto como el alemán, donde gana peso la representación del diputado en su circunscripción de origen. Guerra ha comentado a este respecto que "cada uno tiene su esquema" dentro del respeto constitucional a la proporcionalidad, pero que pocos hacen de verdad una proyección, cayendo en "paparruchadas inmensas".

Con todo lo anterior, el exvicepresidente del Gobierno y una de las personas claves en la redacción final de la Constitución del 78 ha finalizado rememorando la escasa creencia que, en enero de 1977, tenían todos los actores políticos sobre un consenso en torno a la Carta Magna. "Tal vez si entonces lo veíamos tan difícil y fue posible, quizás ahora seamos capaces de alcanzar el consenso y reformar la Constitución", ha concluido.

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