El gurú se ha equivocado

Aunque el "gurú" del partido popular Pedro Arriola les ha pronosticado buenos resultados a los dirigentes de su partido en la reciente reunión de Toledo, muchos de los dirigentes municipales y autonómicos del PP no se lo creen, a la vista de la que les está cayendo en los medios de comunicación de sus respectivos feudos y naturalmente de la razonable preocupación que les trasmiten sus bases en el territorio que ocupan.

Aunque el "gurú" del partido popular Pedro Arriola les ha pronosticado buenos resultados a los dirigentes de su partido en la reciente reunión de Toledo, muchos de los dirigentes municipales y autonómicos del PP no se lo creen, a la vista de la que les está cayendo en los medios de comunicación de sus respectivos feudos y naturalmente de la razonable preocupación que les trasmiten sus bases en el territorio que ocupan.

Al esposo de Celia Villalobos ya solo le cree, en estos momentos, Mariano Rajoy y su propia esposa, que confían más en los oficios divinos que en los terrenales de este hombre, que mira las actuales encuestas de una forma muy diferente a la mayoría de sus colegas de la prospección política. Quizás, es por ello, por lo que el Presidente del gobierno se ha decidido por Carlos Floriano como coordinador de la campaña electoral, dadas sus naturales dotes de pertinaz optimismo que siempre ve en los suyos el "lado bueno" de la política, una virtud en la que solo le supera Javier Arenas, quien, de momento, se queda en la trastienda de la calle Génova purgando los muchos pecados de desobediencia estratégica que ha cometido en el pasado ejercicio.

En un año tan electoral como el 2015, al partido en el gobierno, le esperan duras pruebas, como lo es ya, la de salirse de la dinámica en la que una Ministra incompetente como Ana Mato les ha metido con el pago de los medicamentos para salvarle la vida a los enfermos de la hepatitis C. Un asunto, que puede entrar en los tribunales con más virulencia que el mismísimo "caso Barcenas" que tiene sin dormir, desde hace meses, al Jefe del Ejecutivo quien, por sus cobros en negro, que él niega, puede sentarse en el banquillo de los imputados, a poco que el Juez Ruz se de prisa en el cierre de la instrucción emprendida. A los enfermos, les importa un pimiento, los precios del medicamento, por la sencilla razón, de que están cayendo como moscas porque los médicos no pueden decidir quién debe recibir las medicinas milagrosas. El que sea una vergüenza y un escándalo lo que cobran los Laboratorios que fabrican los fármacos que se han mostrado determinantes para salvarle la vida a miles de personas, no exime a ningún gobierno de sus responsabilidades, y ese mensaje, terrible e incontestable, está calando en la opinión pública, precisamente, para el gobierno de turno, en el año en que se deciden muchas cosas en muchos sitios.

Se supone que Arriola a ese detalle le ha prestado la misma desdeñosa atención que el cesado consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Maldonado, le prestó al contagio por ébola de la auxiliar de enfermería Teresa Romero, que acabó en escándalo nacional y cese "in extremis" del lenguaraz político popular que metió a sus jefes en un apuro del que todavía se recuperan. Lo de los enfermos abandonados a su suerte por la hepatitis C sería caer en la misma trampa aunque, esta vez, el premio gordo también lo compartiría Rajoy con los Presidentes de todas las comunidades autónomas que son las que tienen transferidas las competencias sobre tan delicado asunto, Artur Mas incluido. No estaría pues de más que el gurú se volviera a revisar sus previsiones no vaya a ser que por un tema tan evidente pudiera quedarse sin empleo y, sin prestigio, abochornado por las protestas de sus compañeros de militancia.