Dialoguen, por favor, y gobiernen

Si algo queda claro después del 9N es que no se puede continuar igual. Ni por parte del Gobierno de CiU ni evidentemente por parte del Gobierno del PP con un presidente escondido. La manifestación cívica y pacífica que el domingo pasó por las urnas de cartón lo que pide sobre todo es que algo se mueva. La cifra de más de dos millones de ciudadanos no se puede minimizar, a pesar de todos los peros.

Si algo queda claro después del 9N es que no se puede continuar igual. Ni por parte del Gobierno de CiU ni evidentemente por parte del Gobierno del PP con un presidente escondido. La manifestación cívica y pacífica que el domingo pasó por las urnas de cartón lo que pide sobre todo es que algo se mueva. La cifra de más de dos millones de ciudadanos no se puede minimizar, a pesar de todos los peros.

La respuesta del Estado no puede ser una querella de la fiscalía, el diálogo entre los dos gobiernos no puede ser mediante los tribunales. La respuesta debe ser una mesa de diálogo y negociación. Por otra parte, creo que el clamor al diálogo no es sólo hacia los dos Gobiernos, catalán y español, también es en el seno mismo de Cataluña, porque una buena parte de la sociedad catalana se sintió llamada a las urnas, pero no toda la ciudadanía catalana. Hay que evaluar la deriva, desde de una consulta avalada por una amplísima mayoría de los catalanes hasta el nuevo 9N, que ha sido un acto de participación organizado por una de las partes, y no una consulta con garantías, neutra y con una campaña previa y argumentada, como muchos quisiéramos. Y los resultados son la evidencia.

Cuando después de la tercera reunión del bloque llamado proconsulta el Presidente Mas convocó la consulta alternativa, pensé que una de las lecturas era la búsqueda de una salida airosa del propio Artur Mas, y así lo apuntaba en un artículo anterior. Creo que los hechos también apuntan en esta dirección, sólo hay que ver quien compareció para dar los resultados, oa ERC un tanto descolocada, o el papel que ICV-EUA ha hecho los días previos al 9N y como se le ha empujado. Pero es sólo una posible salida airosa a corto plazo. Porque la hoja de ruta sigue siendo muy confuso y sobre todo porque hay que pedir que se gobierne, por favor, que se gobierne (no que se mande, no las excusas) en educación, en sanidad, en las deficiencias de los barrios, en la recuperación económica ...

Sobre la cifra de participación y las cifras de resultados, es difícil hacer comparativas, dado que no existe ningún censo previo igual. No haré sumas ni restos ni equivalencias con otras elecciones o encuestas, estos días ya se han hecho. Sólo apunto dos cuestiones que se han dado como hechos consumados y quizás requieren un debate interesante (no interesado, que es diferente). Una es sobre la edad de participación electoral, dado que los mayores de 16 años estaban invitados, y creo que abre la puerta a hacer un repaso de las diferentes normativas, como la mayoría de edad, el derecho a voto, o el edad de trabajo. Recordemos el papel de CiU en el debate de la ley del aborto sobre si las chicas de 16 años necesitan o no el permiso de los padres. La otra cuestión es sobre el derecho de voto de las personas inmigradas. Recuerdo la negociación con CiU en el año 2008 en el marco del Pacto Nacional para la Inmigración en el Parlamento de Cataluña donde negaban la posibilidad de participación en elecciones municipales a personas inmigradas con el permiso de residencia permanente (cinco años consecutivos de residencia y el permiso de permanencia correspondiente). Esta vez han podido votar con tres años de estancia en el país y aunque no se disponga de convenio bilateral por sufragio con los países de origen. Lo digo para ilustrar una vez más las ambivalencias de CiU en función de sus intereses.