Las personas que consumen cocaína presentan el triple de infartos que la población no consumidora

El consumo de cocaína activa el sistema nervioso simpático, incrementa la concentración de adrenalina, promueve la liberación de endotelina-1 (un potente vasoconstrictor), e inhibe la producción de ácido nítrico (el principal vasodilatador), todo ello favorece la aparición de insuficiencia cardiaca e incrementa el riesgo de sufrir un infarto. Además esta sustancia favorece la aparición de hepatopatías, sida, pérdida de peso y depresión.

El efecto se multiplica al combinar el consumo de cocaína con el de otras drogas, siendo la poliadicción un problema muy habitual entre las personas adictas a esta sustancia.

Según el estudio llevado a cabo por la Universidad de Sevilla y el Hospital Universitario Virgen de la Macarena de Sevilla, publicado en la última edición de Revista Española de Cardiología (REC), las personas que consumen cocaína, no solo tienen hasta tres veces más riesgo de infarto sino que además alargan la estancia hospitalaria tras el evento cardiaco una media de 1,5 días y aumentan el coste de la misma un promedio de 382 euros. El análisis revela que un 3,11% de los hombres hospitalizados por infarto de entre 35 y 44 años presenta abuso o dependencia a la cocaína.

El estudio publicado en la revista de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) también revela una elevada poliadicción entre los consumidores de cocaína, tanto al tabaco (58,9% del total), como al alcohol (50,3%). La cocaína en combinación de alguna de de estas sustancias aumenta aun más el riesgo de padecer un infarto.

Estudios del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías cifran en un 8,3% la población española de entre 15 y 64 años que ha consumido cocaína alguna vez y es que España es, después del Reino Unido, el país europeo con mayor consumo de esta sustancia