jueves, 28 de marzo de 2024 14:30
Opinión

El pleno de Marta Llorens

Manuel Fernando González Iglesias
Manuel Fernando González Iglesias

A Coruña, 1952

Perdónenme que en mi entrega diaria reserve las primeras líneas para Marta Llorens, que ayer volvió al Parlament y ocupo su escaño con un aspecto magnífico. No la conozco personalmente, pero Vds. pueden leer sus artículos en nuestros diarios ,cada semana.

Perdónenme que en mi entrega diaria reserve las primeras líneas para Marta Llorens, que ayer volvió al Parlament y ocupo su escaño con un aspecto magnífico. No la conozco personalmente, pero Vds. pueden leer sus artículos en nuestros diarios ,cada semana. Parece un contrasentido, pero en esta modesta casa no necesitamos conocer a las personas para que ellas puedan opinar lo que les venga en gana. La diputada Llorens lo hace y Vds. disfrutan de sus opiniones y sobre todo de su valentía ante la vida, que no solo es admirable, sino también un ejemplo a seguir. Por eso, para mí, el pleno del dret a decidir, en el que ha pasado de todo, tiene el nombre de Marta Llorens a la que como hizo la Presidenta Gispert le damos la bienvenida con emocionada alegría.

Y respecto a lo que pasó, poco más hemos de añadir a lo que les hemos venido contando estos días. Tres diputados del PSC han traicionado a su partido y han roto la disciplina de voto y sobre todo, intentan con la ayuda de Convergencia y Esquerra ,dejar a la mayoría de sus compañeros como los malos de esta penosa película que vive la izquierda catalana, Iniciativa incluida, a cuyos dirigentes se les debería caer la cara de vergüenza, si es que la tuvieran.

Los tres cabecillas de la escisión, porque esto es una escisión planificada con nocturnidad y alevosía y basada en una estrategia nada improvisada, son profesionales de la política, especialmente la ex Consellera Geli, a la que el PSC puso en su día al frente de la Sanidad Catalana, desde la que defraudó a la mayoría de profesionales que esperaban la llegada de un dirigente socialista que le diera un vuelco a la sociovergencia y sus prebendes económicas, algo que se demostró un fracaso, ya que Doña Marina no solo no cambió casi nada, sino que volvió a favorecer a los mismos de siempre echando de su lado a todos aquellos que le decían al oído que lo que estaba haciendo era exactamente lo mismo que habían hecho sus antecesores convergentes. El actual Conseller Boi Ruiz, por aquel entonces Presidente de la patronal sanitaria lo sabe, y si se atreve que lo desmienta. Por si fuera poco su imagen personal cayó en picado y fue la rechifla de toda la clase política. Entonces, por lo que parece lo que pensara su familia, a la que citó en la "emocionada" rueda de prensa de ayer en el Parlament ,le importó muy poco.

Estoy seguro que a Vds. no se les habrá olvidado el nombre de Ferran Mascarell, y hasta es posible que recuerden aquella noticia que difundimos hace tiempo, en la que les decíamos que el hombre que traicionó a Montilla cuando el ingenuo presidente socialista le tenía preparado el sillón de la alcaldía de Barcelona, estaba detrás de una operación para recoger los restos del naufragio socialista y entregarle a Mas, un nuevo PSC que , escindido del anterior sumara los suficientes escaños, como para que el líder convergente a no necesitar "tanto" a Esquerra para gobernar y en cambio el pudiera seguir haciéndolo. Lo que pasó ayer es el segundo acto de esa comedia política.


Los "pobres disidentes del PSC, son unos felones de tomo y lomo", y no esas honradas victimas que nos quieren presentar los de "la banda desíl ", que con su actitud se han garantizado el acomodo laboral tras las muy próximas elecciones que se verá obligado a convocar el President Mas. Están dispuestos incluso a irse al grupo Mixto para erosionar públicamente lo más posible a sus ex compañeros, de tal manera que los escaños del PSC mengüen exponencialmente hasta convertirlo en el último partido de la Cámara Catalana.

Respecto a los 120 que apoyan a estos tres diputados léanse con atención los nombres y díganme cuantos NO han tenido cargos públicos con el PSC y cuantos SI, y a continuación pregúntense cuantos años ocuparon sillones de poder bien remunerados, y su disidencia comenzó a exteriorizarse "precisamente" cuando perdieron el "chollo".

Esta no es una historia de buenos y malos socialistas y mucho menos de buenos o malos catalanes, sino la vieja pelea de "quítate tú que me quiero poner yo" en la que, por lo que parece lo piense el PSOE le importa un pito a la Geli y sus amigos. Me puedo llegar a imaginar que cuando Felipe González llenaba de votos las urnas del PSC en Catalunya a los que ahora se hacen los mártires tal circunstancia no hería sus sensibilidades democráticas. Claro, eran otros tiempos y la Constitución sí que valía para poder desarrollar el catalanismo democrático. Entonces España no nos robaba porque Pujol era para el ABC "el español del año".


Manuel Fernando González
Editor y Director
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