Royes "El independentista"

Hay dos refranes en castellano antiguo que manejaban los abuelos, a los que ahora quiere enviar a un "ultramundo feliz" el Conseller Don Boi, para ahorrarse la pasta de los geriátricos, que definen la foto con la que les acompaño esta"isidorada" de hoy. Los dichos son "A la vejez viruelas" y "A buenas horas mangas verdes".

En la instantánea que mi ratolina Alba ha decorado con amor, Vds. verán a un Manel Royes feliz y también a otro ex dirigente socialista de tercer nivel, que nunca ha dado un palo al agua y ha vivido de la política siempre- Vds. los que curran o los que lo buscan desesperadamente cada día el sustento familiar ya me entenderán- sumándose ahora que ya no pintan nada en el carrer Nicaragua a la iniciativa por el Dret a decidir desde del Pacte Terrassenc.

A Royes lo había visto hace un tiempo diciéndole a sus ex compañeros que él era un disidente de la actual dirección, ahora que no le han renovado su contrato de figurante vitalicio y ya ha colocado a su hija donde buenamente ha podido, tras comprometer a muchos de sus ex compañeros, como hacemos todos los padres por nuestros "huérfanos laborales" que duermen en casa o las pasan canutas. Pero todavía me chirria contemplarlo en esta nueva vertiente independentista, tras un "muy dilatado" curriculum político, que acabó en el Consorcio, donde realizó una brillante labor, pero que con la llegada del PP acabó con la larga prórroga de cargos de los que ha disfrutado "siempre".

Royes es de los que no ha sabido irse a su casa, recién cumplidos los 65, para disfrutar de la mejor de las pensiones posibles, porque su naturaleza vital le dice que sin él Catalunya se cae por el precipicio españolista, que es una sima notable como "el mejor sabe" como socialista del PSOE que ha sido con pleno convencimiento, desde las primeras elecciones municipales que tutelaban Miguel Ángel Ordoñez y Enrique Alda, en la desaparecida ADP. Mi señorito el gallego, que tiene memoria de elefante, todavía recuerda las "sesiones" a los que eran sometidos los candidatos entonces auténticos pipiolos para que tuvieran en sus primeras herramientas políticas para saber moverse en público, como también el medio millón de pesetas que hubo que negociar para que Encarna Sánchez se subiera al carro del también candidato barcelonés Narcis Serra. Han pasado los años y ahora estas cosas ya se pueden contar porque ningún daño pueden causar a sus principales protagonistas, pero sí que invitan a que todos sepamos de que va la cosa esa de la política con Mayúsculas

Ay Señor ¿Por qué la vanidad humana hace descender al infierno del ridículo a quienes han tenido la mente tan clara y el ademán tan firme? ¿Es mala conciencia o simplemente arrechuchos propios de la edad? No sé, no se??.

Miauuuuuuu?..!