jueves, 28 de marzo de 2024 20:25
Opinión

Y ahora, a trabajar

Manuel Fernando González Iglesias
Manuel Fernando González Iglesias

A Coruña, 1952

Detesto a los nazis. Ayer dieron millones de razones a los que piden la independencia de España al mostrar su verdadero rostro de intolerancia en la sede de la Generalitat de Madrid. Fue el triste colofón a una jornada en la que la concordia y la tolerancia hicieron posible un acto en el que, según datos de la Generalitat, participaron un millón seiscientos mil catalanes. No discutiré la cifra, porque no tengo medios para hacerlo, y el Ministerio del Interior español, en un repentino ataque de pánico, nos ha dejado a los medios de comunicación huérfanos de una cifra alternativa.

Como titulamos en nuestro diario a las 17 h 14 minutos de la tarde de este histórico 11 de Septiembre del 2013 la Vía Catalana ha sido un éxito para sus organizadores, pero, también, para quienes políticamente decidieron apoyarla con palabras y con unos medios que se pudieron ver claramente durante todo el día. Ahora, el Presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy tiene un problema mucho más grande que el que ya tenía y que siempre se ha negado a afrontar. Tampoco es menor el del President de la Generalitat al que la Señora Forcadell le arrebataba ayer en público y ante miles de sus votantes, la representatividad de Catalunya, en base a una hoja de ruta, en la que solo existe una palabra: la independencia. Y una fecha, el 2014.Porque su ANC la ha conquistado brillantemente en la calle.

Doña Carmen Forcadell estaba muy emocionada, y, como consecuencia de ello, nos soltó un discurso fácil y populista, en el que no admitió otra opción para los catalanes que la de la independencia. Un tema lo suficientemente serio como para abordarlo por las instituciones catalanas democráticas con la suficiente prudencia e inteligencia como para que no acabemos en un choque de trenes terrible e innecesario. La bárbara actuación de unos fascistas en Madrid, a los que espero detenga inmediatamente el Ministro catalán Fernandez Diaz, nos dice que el nacionalismo español más rancio sigue sin estar por la tolerancia y el diálogo que la mayoría practicamos, seamos o no independentistas. Los nacional-socialismos son hijos de nacionalismos exacerbados y siempre llevan a los pueblos al enfrentamiento y a la miseria.

Ojala que la Via Catalana no sirva tampoco como bien nos han recordado los sindicatos democráticos antes del acto para que los políticos que nos gobiernan escondan, otra vez, su responsabilidad en los recortes sociales que padecemos y, ahora mismo, deben ser su máxima prioridad.Como se dice en estos casos. Y ahora a trabajar.

Manuel Fernando González

Editor y Director

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