Anda el mundo pendiente de que Obama se vaya al Congreso para que los misiles caigan de Nuevo sobre Oriente Medio, en una escalada ,que ningún experto en relaciones internacionales puede asegurar que no se convierta en una guerra total. A mi, personalmente, Isreal me da miedo. Ayer su primer Ministro con una frase fría les dijo a sus enemigos que ellos ya saben lo que les espera si eligen su país como laboratorio de sus represalias. En Roma el Papa Francisco ha pedido que todos los lideres religiosos del mundo se unan a una oración común por la paz.
El cese del "incesable" Tardone, el Secretario de Estado contra el que el que no se atrevieron los dos antecesores del actual Pontífice, le ha dado a Francisco una credibilidad ante todos los católicos que solo Juan XXIII había conseguido convocando el Concilio Vaticano, de cuya credibilidad hemos vivido todos estos años. Hay que hacerle caso a este nuevo Papa, se lo merece y tiene razón al intentar un último esfuerzo para la lograr la paz. Pero no seamos ingenuos, el Presidente sirio y toda su familia se merecen que se les detengan y lo lleven ante el Tribunal de la Haya por las barbaridades que ha cometido con su pueblo. Rusia y China deberían ayudar a la comunidad internacional a parar en seco la carrera criminal de este sátrapa del siglo XXI aunque Irán no esté por la labor, ya que el régimen sirio le sirve de tapón ante sus enemigos naturales que están deseando acabar por la fuerza con el gobierno de los ayatolás.
Será una semana difícil, en la que todos debemos prepararnos para lo peor. Ojalá nos equivoquemos, pero cada día que pasa nos acerca precipitadamente a un drama de consecuencias incalculables.
Manuel Fernando González
Editor y Director
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