Gracias, Raimón

Las personas pasamos por la vida haciendo muchas cosas. Unos más que otros, pero todos intentamos hacerlo lo mejor posible. Unas veces nos equivocamos y otras acertamos plenamente. Ayer, toda la familia socialista y numerosos amigos, la Generalitat lo hizo muy mal, despedíamos a Raimon Martínez Fraile que ha peleado hasta el final contra un cáncer que se lo ha llevado cuando sus amigos no lo esperaban y la gente que le conoció y no estaba en su día a día, mucho menos. Como político, ha sido de lo mejor que ha tenido el PSC en las instituciones, y quienes hoy ocupan el Ayuntamiento de Barcelona seguramente encontrarán en los archivos municipales y en la hemeroteca muchos papeles que hablan a las claras de su profundo amor por Barcelona y su gran vocación municipalista.

Estoy seguro de que todos sus compañeros de partido les podrán contar miles de anécdotas de su trayectoria personal y profesional. A mí, como periodista, me gustó conocerle y tratarle, y para dejar constancia de su valía profesional y humana, dejó para la historia una de sus “hazañas” menos conocidas. Hubo un tiempo en que algunos andábamos en la creación de una gran cadena de radio que luego se llamó, y se llama, ONDA CERO. Por aquel entonces, Martínez Fraile había dejado la política local y trabajaba en una gran agencia de publicidad vinculada a la SER, una gran marca, cuyo logo es muy difícil de superar. Sin embargo, a nuestro admirado amigo se le ocurrió “la genialidad” de convencer a Javier Mariscal, entonces en la cúspide de su cotización internacional, para que nos diseñara el logo de la nueva marca. Dicho y hecho. Cuando la vimos, nos quedamos absolutamente impresionados, porque con su idea había conseguido que uno de los grandes creadores de este país consiguiera unir, por primera vez, la radio con el arte. Si ustedes se fijan, la cadena que ahora posee Planeta y que entonces era de la ONCE, es la única que en este país que se identifica por una obra de arte que podrá gustar o no, pero que todos los que entienden de esas cosas, la valoran extraordinariamente. Naturalmente el autor es Mariscal, pero yo, personalmente, siempre he reconocido y ahora lo reitero públicamente mi admiración por lo que significó que a Ramon Martinez Fraile se le hubiera ocurrido semejante idea.

Por eso, ahora que ya no está físicamente entre nosotros, quiero darle en estas líneas las gracias y enviarle un abrazo a su familia que lo está pasando realmente mal. Gracias Raimon, nunca olvidaré el favor que nos hiciste.