viernes, 19 de abril de 2024 07:54
Opinión

"EL REFUGIO DE LOS IMBÉCILES"

Roberto Laxe
Roberto Laxe

Tal día como hoy, un 4 de agosto de 1914, hace 101 años, la socialdemocracia alemana leía en el Parlamento Imperial alemán, la siguiente declaración: "Hay que prevenir este peligro -el despotismo fuso- y proteger la inviolabilidad de nuestra cultura y la independencia de nuestro país. Nos atenemos a la línea de conducta de siempre: en momentos de peligro no traicionaremos a la patria. Guiados por estos principios, votamos los créditos de guerra".


Con esta declaración, el que era el partido más importante de la II Internacional se ponía a disposición de su burguesía, en la I carnicería mundial. No era una declaración de un grupo marginal, sin influencia, sino que al SPD se le había calificado como "un estado dentro del estado", por su peso, prestigio y organización dentro de la clase obrera alemana. 


Esta declaración significaba, ni más ni menos, que ese partido ponía a la clase obrera alemana al servicio de los intereses imperialistas de una Alemania que iba a desatar dos guerras por la sucesión en el trono mundial a la, hasta ese momento potencia hegemónica en decadencia, Gran Bretaña. Porque más allá, de las justificaciones del SPD, la realidad es que la guerra no era contra el despotismo ruso, sino contra Inglaterra. "Nuestra consigna debe ser protegernos contra Inglaterra" (Arthur Dix, en 1914, editor de la revista La Política Mundial, miembro del Partido Nacional Liberal alemán).


La Primera Guerra Mundial se desató porque el imperialismo alemán, que había llegado tarde al reparto del mundo realizado por la Entente Cordiale entre Francia y Gran Bretaña, pedía su parte del pastel. El tremendo desarrollo industrial que Alemania había conocido tras la guerra Franco Prusiana, puso a su burguesía en la tesitura de tener que romper esa entente.


La decadencia de ambas potencias imperialistas, y la fuerza con la que entró en el mercado mundial, le puso ante el reto de enfrentarlas; primero en la 1ª guerra, y después, en la IIª, de la que fue un prólogo sangriento.


"Enfrentar el despotismo ruso" era una mera justificación que ocultaba ante las masas, gracias a la actuación del SPD, los verdaderos motivos de la guerra, bien imperialistas. 


A 101 años del comienzo de las Guerras Mundiales el mundo ha visto como, de nuevo, potencias emergentes, con un desarrollo industrial tremendo, piden paso a las decrepitas potencias dominantes. 


De la misma manera que Alemania en 1914 exigía por la fuerza de las armas, una salida al Atlántico para su producción industrial, su acero, etc., que le conducía, quisiera o no al choque frontal con la potencia atlántica, Gran Bretaña, hoy China pide paso en el Pacifico.


China lleva varios años construyéndose una salida al Pacifico a través de la construcción de islas artificiales, encima de peñascos reivindicados por varios países de la zona (Vietnam, Taiwán, Filipinas), a través del cual dotarse de un paso marítimo que le permita sacar, sin necesidad de pedir permiso a nadie, todos los excedentes de producción de su industria.


La "Entente Cordiale" actual llamados OTAN, ASEAN y demás acuerdos de los EE UU con los más diversos países del mundo, ven como China en el Pacifico Sur y su aliado Rusia en Eurasia están construyendo pasos, desbordando las fronteras nacionales, y amenazando los intereses "sagrados" de los imperialistas occidentales (los que los medios a su servicio llaman "comunidad internacional", que son ellos con ellos mismos). 


La tremenda acumulación primitiva de capital realizada por China actúa como un polo de atracción para todos aquellos países que, por el motivo que sean, han sido agraviados por la prepotencia de los imperialistas euro norteamericanos; y como la Alemania de 1914, que se ofrecían al pueblo ruso, polaco y demás, como su "libertador" frente al despotismo del Zar, ahora, las potencias emergentes, frente al intervencionismo sistemático de los EE UU y europeos, se ofrecen como prestamistas sin "injerencias internas", como le dijo Putin a Tsipras a poco de las elecciones griegas.


Pero esa acumulación primitiva de capital china tiene un efecto de fondo que lo pone en una deriva dramática: el capital excedente chino no puede quedarse quieto; tiene que reinventarse y reinvertirse. Hoy es la fábrica y el banquero del mundo, es decir, una potencia imperialista en toda regla, que se encuentra un mundo, como dijo Lenin, "donde ya no hay tierras vírgenes que repartirse"; pero como dijo también, "ahora solo caben nuevos repartos
".


Qué China planteará esos nuevos repartos, es un hecho que inexorablemente va a ocurrir. Lo que es imposible saber es cuándo se producirán.


Desde la "entente cordiale" euro norteamericana vienen intentando provocar, con un objetivo bien preciso, escoger ellos el terreno de juego, las normas y el cuándo; no esperar a que China, Rusia y demás sean los que impongan sus normas. Una batalla suele ganarla quien escoge el terreno más favorable para sus fuerzas.


Estas dos columnas del imperialismo mundial vienen jugando al "gato y el ratón" desde hace unos años (poco después del estallido de la crisis del 2007), cambiando los papeles dependiendo de la situación... Por eso, que unos y otros se hagan los "agredidos" no es más que una farsa de la llamada "guerra de defensa" que todos los estados invocaron en 1914. Todos "se defendían", unos del despotismo ruso, otros del imperio austro húngaro, otros del militarismo prusiano, pero todos buscaban lo mismo: robar las riquezas de los pueblos.


Por eso, en la Conferencia de Zimmerwald, a poco de la declaración de la Socialdemocracia Alemana, los internacionalistas que allí se reunieron, "declararon la guerra a la guerra imperialista".


El 4 de agosto de 1914 es una fecha aciaga para la clase obrera mundial, pues la inmensa mayoría de las organizaciones obreras cayeron el patrioterismo de vía estrecha, poniendo a los trabajadores / as como carne de cañón en una guerra que solo podían pagar con su vida, como así sucedió.


Un magnifico filme de Stanley Kubrick, Senderos de Gloria, define este patriotismo al servicio de las castas militares y la burguesía imperialista, como "el refugio de los imbéciles".

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