viernes, 29 de marzo de 2024 01:37
Sociedad

El 62% de los pacientes con linfoma son diagnosticados erróneamente

El 62 por ciento de los pacientes con linfoma fueron diagnosticados erróneamente en un primer momento, mientras que siete de cada diez afectados desconocía la enfermedad hasta que recibió un diagnóstico, según los datos que ha proporcionado la Asociación Española de Afectados por Linfoma, Mieloma y Leucemia (AEAL)

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Linfoma


El 62 por ciento de los pacientes con linfoma fueron diagnosticados erróneamente en un primer momento, mientras que siete de cada diez afectados desconocía la enfermedad hasta que recibió un diagnóstico, según los datos que ha proporcionado la Asociación Española de Afectados por Linfoma, Mieloma y Leucemia (AEAL) del estudio realizado por la plataforma internacional de pacientes Lynphoma Coalition. Por todo ello, la asociación ha lanzado una campaña de concienciación durante el Día Mundial del Linfoma, celebrado el 15 de septiembre.


La iniciativa, bajo el lema '¿Y si es un linfoma?', pretende dar a conocer los principales síntomas de esta enfermedad, como la fiebre, la tos o la pérdida de peso. La mayor parte de los síntomas son comunes a otras patologías más leves, como un constipado o una infección, y los pacientes tienden a ignorarlos: más de la mitad de los afectados tardaron seis meses en acudir al médico y un 24 por ciento más de un año.


Durante este día se realizará un recorrido informativo a través de un camión de comida por las puertas de varios hospitales de Madrid y se instalarán mesas informativas en otros centros de España. Por otro lado, en las redes sociales se podrá encontrar toda la información siguiendo la etiqueta '#DMLinfoma'.


La automedicación puede ocultar estos síntomas ya que, por ejemplo, ante un caso de fiebre, los pacientes no suelen acudir al médico para obtener una receta. En este sentido, la jefa de la Unidad de Linfomas del Hospital Fundación Jiménez Díaz, Pilar Llamas, ha afirmado que hay que prestar atención si los síntomas se prolongan durante varios días y "acudir al médico de cabecera para distinguir si, por ejemplo, una fiebre es autolimitada o significa algo más".

El linfoma es un tipo de cáncer causado por la proliferación de linfocitos y del que existen varios subtipos, que se encuadran en los linfomas de Hodgkin y los linfomas no Hodgkin. En España, se diagnostican cada año unos 7.000 nuevos casos de linfoma, la mayoría de ellos no Hodgkin, y existen alrededor de 20.000 pacientes en el país.


La tos seca persistente, las dificultades en la respiración, el dolor de cabeza, el cansancio, la pérdida de apetito, la bajada de peso, la sudoración excesiva, la hinchazón indolora de los ganglios y la fiebre son algunas de las señales de que se puede padecer un linfoma.


Aún así, cada linfoma puede presentar uno u otros síntomas, y hay algunos más difíciles de diagnosticar que otros. Llamas ha explicado que el primer paso es "una exploración física, que arroja luz sobre si puede ser un linfoma", a la que sigue una exploración complementaria, como "una radiografía, una ecografía o una tomografía axial computarizada (TAC), que es la técnica que mejor identifica dónde están localizadas las adenopatías o la infiltración de órganos que produce el linfoma". Si tras la realización de estas pruebas se mantiene la sospecha del linfoma, se procede a realizar una biopsia en las adenopatías presentes.


Un diagnóstico precoz ayuda a mejorar el tratamiento y el pronóstico de los pacientes, tal y como ha explicado el presidente de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH), el doctor José María Moraleda, que ha recomendado "acudir al médico lo antes posible cuando se detecte un crecimiento a nivel de los ganglios linfáticos, ya que el diagnóstico precoz es la mejor arma terapéutica".


Acudir tarde al hospital puede hacer que el linfoma se desarrolle hasta un estadio avanzado y sea más difícil de tratar. Por su parte, la presidenta de AEAL, Begoña Barragán, que también padece linfoma, ha asegurado que "aunque los tratamientos pueden funcionar, no lo hacen de la misma manera que cuando se cogen en las fases iniciales" y ha destacado que, actualmente, "cada vez más hay unidades específicas y médicos especializados en linfoma en los hospitales".


Actualmente el tratamiento para el linfoma se basa en la quimioterapia, que se complementa con radioterapia. En casos muy precoces, se puede aplicar únicamente radioterapia y se combina con la inmunoterapia a través anticuerpos monoclonales.

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