miércoles, 24 de abril de 2024 03:49
Opinión

LAS MUJERES DEL PP

Manuel Fernando González Iglesias
Manuel Fernando González Iglesias

A Coruña, 1952

Últimamente el partido popular pierde fuerza con la marcha de alguna de las mujeres que mejor le representaban como la Presidenta del partido en Euskadi, Arantza Quiroga, que ha decidido marcharse tras proponer un plan de paz que está en las antípodas del pensamiento de sus compañeros de ejecutiva que solo ven por los ojos de la Asociación de Víctimas del terrorismo y por consiguiente, por su capacidad de convocatoria electoral. Una verdadera pena, porque esta dirigente trasmitía una imagen magnífica para la derecha española, en un lugar geográfico, donde precisamente se encuentra la militancia más conservadora de los populares.



A esta dimisión se le ha sumado la de la Diputada Alvarez de Toledo que ha decidido no figurar en las listas de las próximas generales tras decirle a Mariano Rajoy que “ha despreciado la política”, ¡toma ya!, y a así un partido que “no encuentra argumentos para defender la gestión del Gobierno”. Una expresión que suena demasiado fuerte para quien se supone que se ha pasado toda la legislatura “sufriendo” porque no comparte las ideas que la llevaron hasta un lugar privilegiado en la estructura popular.


Si las últimas encuestas han provocado tal derroche de sinceridad ideológica entre dos féminas tan sobresalientes, quiere esto decir, que tendremos una estampida de desafecciones en las próximas semanas que harán que los periodistas tengamos tema a comentar durante bastantes días.Y sin embargo hay otras señoras que no se van ni aunque las empujen, por ejemplo Doña Esperanza Aguirre, Doña Dolores de Cospedal o Doña Rita Barberá, que parece como si esperaban que se derrumbara el edificio político, para luego reconstruir desde las ruinas partidarias un nuevo PP más escorado a la derecha y sobre todo “miope total” con la corrupción y con la regeneración de su clase dirigente. Es el PP más próximo a lo que fue Alianza popular, o si lo prefieren al Partido Conservador británico que ha encontrado en David Cameron el ejemplo a seguir. Quizás, por eso, nuestro Presidente del Gobierno, ahora candidato Rajoy, ha decidido contratar los servicios de aquellos que consiguieron una mayoría absoluta en un terreno electoral en el que todos daban por muerto al premier británico.


Pero claro, Mariano no es David (Deivid) y el reino de España no se parece en nada a la corona inglesa, aunque algunos “oportunistas “pretendan equiparar Escocia a la Catalunya actual, sin comprender, que la ex nación celta, si en algo se parece a alguien, es a la eternamente dormida Galicia a la que hace muchos años intelectuales como Vicente Risco o Ramon Otero Pedrayo le buscaron y encontraron en su ADN histórico, precisamente, en sus raíces celtas. Lástima, que por aquel entonces todo se quedara solo en seguir tocando la gaita como los escoceses y no en preparar el país de los irmandiños para los tiempos en los que vivimos donde sí que se podrían, como hicieron los tatarabuelos asaltar los castillos de los nobles al servicio de Castilla y morir luego en la batalla.


Manuel Fernando González

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