40 AÑOS

Mi hermano y yo compartíamos habitación en 1975. Era una habitación con dos camas que se desplegaban de un mueble que durante el día nos permitía tener más espacio para el juego. En aquel entonces la mayoría de casas no tenían calefacción y curiosamente hacía más frio que en la actualidad. Cosas del cambio climático supongo. Yo apenas tenía 10 años. Recuerdo aquella mañana que mi madre, como hacía muchos días, hablada desde mi habitación a través de la ventana que daba a un patio de luces, con nuestra vecina Paquita. Al despertarme escuchando su voz solo recuerdo que me dijo. “Nen avui no hi ha cole, segueix dormint”. En casa hablábamos en catalán desde siempre. Y seguí durmiendo tan feliz.

Estuvimos varios días sin ir al cole. Recuerdo que el primer día de la vuelta a clase escuchamos en el patio del Colegio de los Hermanos de la Sagrada Familia de Horta, que tenía cerca de 1000 alumnos y un patio enorme, el himno nacional y rezamos todos un Padre Nuestro.

En los siguientes días la tele en blanco y negro nos mostró aquellas imágenes de una España en blanco y negro con gente desfilando ante el féretro de Franco. También recuerdo el desfile de caballos y soldados ataviados con todas sus galas junto al coche que portaba el féretro y los funerales de Estado que la única tele que teníamos se encargaba de trasmitir.

Con 10 años no eres muy consciente de lo que ocurre. Algunos no lo consiguen ni con 30. Pero hoy hace 40 de aquella mañana fría en la que solo me dijeron “sigue durmiendo”. El tiempo demuestra que los ciudadanos son capaces de mantener en su memoria colectiva la historia de un país por muy oscura que sea. Hoy se lo recordaré a mis hijos porque el país que hoy tienen y las libertades de las que hoy gozan son, seguramente, mérito también de sus abuelos.