jueves, 25 de abril de 2024 20:52
Opinión

ALUCINANTE

Manuel Fernando González Iglesias
Manuel Fernando González Iglesias

A Coruña, 1952

Esa es la palabra mágica que acaba de regalarnos el expresidente de la Generalitat Artur Mas para calificar el hecho inapelable de que las bases de la CUP hayan decidido pedirles a sus representantes parlamentarios que rompan el pacto que firmaron in articulo mortis conel propio Mas y ERC para salvar el famoso "proces".


Que me perdone el padre del tan polémico pacto, pero a muchos catalanes lo que nos pareció realmente alucinante, y así lo comentamos en esta misma sección por aquel entonces, era que la derecha catalana fuera capaz de pactar con un colectivo antisistema que eran sus más encarnizados enemigos tradicionales, con tal de salvar un status político en fase de hundimiento total.


Se ve que el ex Molt Honarable --que estos días anda, como Santa Teresa de Jesús, de Fundaciones partidarias-- no ve muy conveniente para sus intereses políticos que los ‘cupaires’ le hagan un corte de mangas a su ungido Puigdemont, ya que, de hacerlo "ahora mismo", como pretenden los asamblearios, nos iríamos a elecciones en otoño y, lo que es peor, sin un euro presupuestario que llevarse a los bolsillos. Un desastre que la derecha española aprovecharía en estas generales para subir en votos y en escaños, que significarían la muerte en vida del partido "non nato" que saldrá de la auto-inmolada Convergencia pastoreado por el profeta Masías.


Mas, como Aznar, andan dándole vueltas al ruedo político para recuperar el poder que un día tuvieron, porque no se acostumbran a que España y Catalunya puedan vivir sin ellos, incluso mejor. Son tan importantes que su vanidad no les cabe ni uniendo la catedral de Burgos y la Sagrada Familia , o si me son Vds. ateos, el Bernabeu y el Nou Camp. Si Rajoy vuelve a ganar las elecciones y los de la CUP cumplen lo que acaban de votar, seguramente a estas dos figuras irrepetibles habrá que encargarles que escriban sus memorias en varios tomos, a fin de que la mayoría de los ciudadanos podamos vivir en armonía y prosperidad los próximos decenios.


Pero ¿por qué a alguna gente le costará tanto irse a su casa y dejar a su prójimo en paz? ¡Alucinante! 

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