EL SOLSTICIO DE VERANO

Mañana, cuando el verano comienza de nuevo, me meten en el quirófano para arreglar mi maltrecha rodilla a fin de que me pase el periodo estival con un menisco menos y con importantes deberes con el ejercicio físico y la alimentación equilibrada, que dicen ahora los dietistas. O sea: que si todo va bien, despertaré con las muletas al lado de la cama y a punto de comenzar el España-Croacia con mi admirado Andrés Iniesta al frente y el Brexit que se inventó el maquiavélico Camerón de la Isla el día de la fiesta del whisky, que a buen seguro, sacará los peores instintos de los ciudadanos ingleses, que no del resto de los británicos, que nos harán el favor de seguir en Europa si ese día no se levantan con las ganas de hacerle a Bruselas una butifarra a la catalana.

Tantos años pirateando por los mares del Caribe y negociando el dinero de nuestros ricos en su City de London, para después mejor-guardarlos en sus famosos paraísos fiscales de Gibraltar, Islas Mauricio, Islas Vírgenes británicas, Islas Caimán o Islas Mauricio, es demasiado tiempo para olvidar el oficio de pirata que dio fama y honores reales al Capitán Morgan de la mano de la monarca Elisabeth. Hoy ese rentable oficio de bucaneros se "disimula" en toda una pléyade de posibilidades que permite con una rentabilidad máxima esconder astutamente la fiscalidad a los Ministros de Hacienda de Europa de los contribuyentes con más posibilidades financieras, mientras se finge una causa patriótica honrada a través de aquel aquél conocido slogan de "Europa nos roba". (Por cierto, ¿dónde habré oído yo algo parecido?).

Y, todo eso, en una sola semana y con la entrada del solsticio de verano, fecha ideal para disfrutar del calor y del baño reparador gratis total solo en la playa que tengamos más cerca, en el río del pueblo, o en la laguna de la Comunidad que se preste a ello, ya que las "vacaciones a la Colau" a 400 euros por noche de hotel, solo puede permitírselas la Alcaldesa de Barcelona que, para esas cosas, sí que dispone de una buena pasta municipal, al contrario que las mayoría de sus votantes, que solo pueden llevarse un bocadillo a la playa de la Barceloneta y pegarse un buen chapuzón en el litoral que recuperó para Barcelona el alcalde del PSC Pasqual Maragall cuando diseñó la ciudad del futuro con ocasión de las Olimpiadas del 92, que devolvieron el Mediterráneo tapado por barrios y edificios franquistas a los barceloneses.

Y el 26 a votar. Y como siempre, las últimas encuestas en Andorra, que ya son ganas de "mantenerlas y no cambiarlas" durante todos estos años. Vds., no les hagan ni puñetero caso a lo que vaticinan mis colegas durante estos días, ya que cada cual practica con alevosía aquello de "encuesta que algo queda". Vamos, que cada reparto de escaños es hijo de la línea editorial del diario que caiga en sus manos o encuentren en Internet. Solo la comparación sensata y paciente entre todos ellos les puede servir de orientación sobre el resultado final. Así que, si van a votar, háganlo sin miedo, y eligiendo lo que su sentido común les dicte, que es el único que vale su peso en oro.

Buena suerte y que todo acabe pronto, que esto ya dura demasiado y no hay cuerpo serrano que lo aguante.