“La imprudencia suele preceder a la calamidad”, decía Apiano, un historiador romano de origen griego y autor de la Historia Romana. Esto es lo que le ha sucedido a la parte independentista del Parlament de Catalunya, liderado por la irresponsable de su Presidenta al aprobar las conclusiones de la comisión de estudio del proceso constituyente, lo que llevaría a la desconexión de España de manera unilateral siguiendo la hoja de ruta de este sector minoritario en Catalunya.

Las provocaciones de los independentistas han sido constantes ante un Gobierno central que, como las estatuas de sal, se ha quedado paralizado esperando que esto fuera una simple tormenta de verano. Pero, ésta, ha formado parte de las cuatro estaciones sin que Mariano Rajoy moviera un dedo en todo este problema. Eso no implica que los independentistas, con un discurso único, sin contenido lógico ni legal y amplificado por TV3, no fueran conscientes de lo que estaban haciendo, sino más bien todo lo contrario: se han aprovechado de la situación, dejando a un lado a la parte mayoritaria de la ciudadanía, a la que han ido calificando de mala y poniéndole la etiqueta de segunda por no estar apoyando la locura política e ilegal de quienes deben velar por todo lo contrario.

Por eso, cuando el TC ha suspendido la votación del Parlament sobre el proceso constituyente, los autores del mismo han puesto el grito en el cielo y han justificado que “es una decisión que emana de la soberanía del pueblo de Catalunya”. Pero se han olvidado de decir que es de una parte del pueblo, la independentista, no de todo el pueblo. Pero las dictaduras siempre tienen la “potestad” de apropiarse de todo.

“Un político no puede ser un hombre frío. Su primera obligación es no convertirse en un autómata. Tiene que recordar que cada una de sus decisiones afecta a seres humanos. A unos beneficia y a otros perjudica. Y debe recordar siempre a los perjudicados”, decía Adolfo Suarez.

Por eso, la irresponsable e incompetente de la Presidenta del Parlamente, Carme Forcadell ha cogido sus vacaciones, no ha esperado a conocer el pronunciamiento del TC y ha elegido Senegal, según dice, para pasarlas.

¿Hasta dónde llegará el tema? Según los entendidos hasta el final. ¿A cuántos puede afectar? Pues a todos los que han votado el tema, incluido el propio Presidente de la Generalitat. ¿Tardará mucho tiempo? Lo justo y necesario porque no se han producido dudas en los integrantes del TC, la votación ha sido unánime y el cabreo que tienen sus miembros por no hacer caso a sus advertencias ha sido la gota que ha colmado el vaso. No quieren provocadores ni instituciones que se salten las leyes, que están para cumplirlas y si no gustan, para modificar aquellas que puedan ser objeto de cambios.

El verano se presenta caliente y no solo climatológicamente hablando. Quizás ha sido premonitorio, no solo porque aún seguimos con un Gobierno en funciones en Madrid, sino también por la situación que han generado las decisiones de los independentistas, que les viene como anillo al dedo para inflamar la situación a un más y calentar a sus seguidores para que los actos del 11 de septiembre puedan sacar partido ellos, los independentistas, bajo la batuta de los antisistema.

El problema del poder es cómo lograr un uso responsable de él sin caer en la irresponsabilidad y la indulgencia.