sábado, 20 de abril de 2024 14:38
Opinión

LAS HISTORIAS DE COMÍN Y EL PRIMO DE ZUMOSOL

Carmen P. Flores
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Directora de Pressdigital

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Cominjun


Acontece en el orden de las cosas que, cuando se quiere evitar un inconveniente, se incurre en otro. Pero la prudencia estriba en saber conocer la naturaleza de los inconvenientes y aceptar el menos malo por bueno”, decía Maquiavelo en su insuperable obra de El Príncipe, que todo político que se preste dice haber leído e incluso algunos afirman que es su libro de cabecera.


Pero como eso fue escrito allá por el año 1513, el político y responsable de “cuidar” de la salud de todos los catalanes, Toni Comín, no se lo aplica en su condición de gobernante, sino que está por encima de ello. Es como una nube suspendida en la atmósfera, que se cree invencible ante el calor que sube de la tierra, el viento que la mueve y el peso que acumula, que le pueden hacer caer a la tierra en forma de gotas. Dependiendo del tamaño de las mismas, se las podría calificar de una manera u otra pero, en este caso, es la gota malaya que tanto molesta.


Comín, que sigue haciendo de las suyas en la sanidad catalana, ahora se hace acompañar por su jefe y vicepresidente del gobierno, Oriol Junqueras. Es como si en sus “bolos” por los hospitales catalanes quisiera mostrar a todo el mundo que cuenta con el apoyo de su primo, como el de Zumosol, y que éste aprueba su gestión, calificada por la mayoría de los ciudadanos como nefasta. Y eso que maquillaje le pone suficiente, presencia mediática a diario y tiene una hermana que lo protege y no precisamente en la sombra…


Si no tenía bastante con los problemas que le acarrean las promesas incumplidas con los profesionales, los ciudadanos y los alcaldes, ahora le salen las voces críticas de la coalición de la que él forma parte. Montserrat Candini, diputada y portavoz de Sanidad en el Parlament, afirmó que “la privatización de la sanidad catalana no es real, es un relato instalado en un discurso que no me gusta nada”, y señalaba que Antoni Comín “tiene una gran trayectoria política, pero su área de influencia viene más marcada por contentar a la izquierda que al paciente”. Afirmaciones que no sólo no le han hecho ninguna gracia a Comín, sino que ha llegado a pedir su dimisión como portavoz. Este rifirrafe pone de manifiesto las diferencias abismales del modelo sanitario de la antigua convergencia y ERC.


Pero la cosa no ha quedado ahí. La alcaldesa de Sant Cugat y presidenta de la Diputación de Barcelona, Merce Conesa, está que trina con el filósofo que dirige la sanidad catalana por su postura de romper el acuerdo que tienen firmado con el Hospital General de Catalunya y que tanto servicio le da a las gentes de su municipio y que quieren quitárselo por la decisión populista de Comín. Las relaciones entre los dos políticos son tan malas que, la última reunión que mantuvieron, fue tan rápida y poco amigable que la alcaldesa solo aguantó cinco minutos y se marchó con cara de pocos amigos y sin ganas de volver a verlo.


Las andanzas de Comín son tantas y variadas que las iremos explicando capítulo a capítulo hasta completar, no sé cuando, el libro gordo de Tontente.


Y ya que el vicepresidente Juqueras tiene poco recursos económicos, habría una manera de resolver todos los problemas: colocarle impuestos elevados a la vanidad de Comín y su equipo…

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