​EL ALMA DE GOMA DOS Y TIRO A LA NUCA

Una vez, un ser muy querido por mí me pidió que me olvidara por unas horas de mi ‘sentido crítico’. No acepté, no le podía satisfacer. Otra cosa fuera que me callase la boca durante aquel rato solicitado, para evitar un malestar absurdo e innecesario. Uno no se ha de permitir ser orgulloso o soberbio. Y esto lo cumplí. Bien diferente es mantener la dignidad de cualquier persona que se precie; renunciar a ello explica muchas de las cosas negativas que nos rodean. No voy a callar cuando se debe rendir homenaje a los profanados y acompañarlos siquiera sea desde aquí. 

Compasión es sentimiento de pena limpia, de ternura y de identificación ante los males de alguien maltratado por las razones que sean, también por causas políticas como es el caso de las víctimas de los etarras. Muchas de esas personas aún viven hoy un viacrucis, y sufren desamparo; algunas siguen acosadas y avasalladas por gentes brutales y putrefactas, gentes que como dijera Federico García Lorca van derramando el alma en el vaso de la Muerte. ¿Cómo conozco estos suplicios que los señoritos despiadados niegan? Estos tipos, que tienen la cabeza llena de excrementos y el corazón fuera de su lugar, no pueden saber en cabeza ajena lo que es el dolor. Una empatía nula que conduce a una psicopatía infinita. No, no aprendí gracias al estudio el desgarro y el hundimiento moral de numerosas víctimas gratuitas. “Por un abrazo sé yo todas estas cosas”, para decirlo de nuevo con palabras de Federico García Lorca. Y siguiendo con el poeta corazón de España: “¿Todo mi sufrimiento se ha de perder, Dios mío, Como se pierde el dulce sonido de las frondas? Vuelve a llover. El viento va trayendo a las sombras. ¡La sombra de mi alma!”.

Parece ser que este viernes 27, el Ateneu Barcelonès ofrecerá su tribuna al etarra Arnaldo Otegui. Este ‘hacedor de procesos de paz y liberación’ irá escoltado por Errejón, de Podemos, y Fernández, de la CUP. Meses atrás, ya se empoderó del Parlament de Catalunya. Hace unos años, Francesc de Carreras fue propuesto por el PSC para una comisión parlamentaria de expertos. En un bello gesto, el profesor se negó a asistir si intervenía Otegi, propuesto a su vez por la CUP. ¿En qué es experto?, dijo, experto en terrorismo. El anarcosindicalista Ángel Rodríguez enseñó con su ejemplo que se puede morir por las ideas pero nunca matar por ellas. ¡Vergonya, cavallers, vergonya!