Hace tiempo que un buen amigo mío me animó a abrir una cuenta de twitter, creo que muy pocos ignoran que se trata de una red social: un servicio de mensajes cortos de Internet, con un máximo de 140 caracteres. Diré que no me acaba de gustar entrar en un ámbito como ese, donde hay abundante bronca, gratuita y estúpida. Quizá lo considere algún día.
Entretanto, leo con agrado Idiocracia (Ed. B), el último libro de Ramón de España, quien, harto de grandes palabras, comunica con desenfado, inteligencia y lucidez; un concepto este último, dice, que "nunca ha hecho feliz a nadie, pero que te sirve para morir siendo un poco menos tonto de lo que eras al nacer".
El subtítulo es 'Cómo cargarse una democracia en solo treinta años' y sustituirla por un producto degenerado, conformado por la idiotez. Demos alguna idea de lo que se trata en esta sátira: "España es la nación que cualquier mindundi nacido en ella se atreve a definir como 'ese país de cabreros', aunque su contribución a mejorar las cosas sea escasa, cuando no directamente nula".
Veamos otro párrafo sin desperdicio y que enlaza con el comienzo de este artículo: "Para retratar a la derecha española, basta con un tuit (aunque no estoy en Twitter porque es de esos sitios en los que tú dices 'Hoy brilla el sol en Barcelona' y enseguida te contesta alguien con algo parecido a esto: 'Y te molesta, ¿verdad, botifler, colono de mierda? Preferirías que lloviera, ¿no? Pues si no te gusta el clima de Barcelona, ¡vete a Madrid, hijo de la gran puta!')".
Este país, cuenta Ramón, no aprecia los matices y bulle de moralistas: "de gente que dice aspirar a una sociedad mejor cuando en realidad, sirviéndose frecuentemente de los chollos de la corrección política, contribuye enormemente a la instauración de la idiocracia".
Para ir bien, todo el mundo debería sentirse obligado a respetar a quienes discrepen de ellos. En cuanto al truco de hacerse el tonto, alude al Gran Wyoming y a Jordi Évole "dos tipos simpáticos y hasta puede que unas excelentes personas, pero nunca llegan al fondo de las cosas; a veces por incapacidad, a veces porque su catecismo progre se lo impide".
Ambos se lo han montado muy bien, dice: "hay temas para los que se la cogen con papel de fumar (el independentismo catalán, por ejemplo, no les fueran a confundir con unos fachas)". Magnífico España: lucido, inteligente, desenfadado… eficaz.
Con tantas alertas de fuego y un ambiente tan caldeado en las redes y en la idiocracia dominante que se sirve de ellas para alelar a todo quisqui, hacen falta muchos apagafuegos. ¡Qué ingeniosas "ideas de bombero" que tiene Ramón de España, con su característico buen humor!.
De acuerdo en que en vez formar un país democratico se ha atontado a la gente, pero los más culpables ha sido los políticos que desde la Constitución hasta hoy han hecho ejercicio de corrupción política.
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