Fútbol u obsolescencia programada

En el partido Valencia - Barça de este domingo se vivió una muestra más de que el fútbol en España se está quedando atrás, o lo que es peor, que no avanza porque no quieren algunos.

Leo Messi marcó un gol que no subió al marcador. Después de chutar, al portero ché se le escurrió el balón, que cruzó la línea más de un palmo, y lo vio todo el estadio menos quién tenía que verlo.

Como dijo Jordi Alba después del partido: "Todo el mundo se equivoca, pero yo estaba en medio campo y lo he visto".

Por no ser, no es ni siquiera el primer gol fantasma de la temporada. El fallo humano no se hizo esperar ni un solo día y, en la primera jornada de Liga, ya dejó ver, por enésima vez, que sin tecnología no hay justicia.

En los primeros minutos del Ahletic de Bilbao - Getafe, una falta lateral rematada por Jorge Molina cruzó claramente la línea de gol. Ni el línia, casi en paralelo al balón, ni el árbitro señalaron el gol.

Y por no ser, no es ni el primer gol fantasma que le sucede al Barça. En la pasada temporada aún fue más grave, pues el gol que no subió en el Villamarín ante el Betis habría dado mucho más que la victoria a los azulgrana: les habría dado el título de Liga.

En un centro rocambolesco, el balón rebota en un jugador del Betis y se mete literalmente medio metro en la portería. De hecho, uno de los defensas andaluces, que venía de hacer penalti a Neymar, saca el balón con su cuerpo totalmente dentro de la portería.

El interés de unos pocos es evidente. La obsolescencia programada es un negocio, y aquí ya huele. Son demasiados los ejemplos que empujan a los dirigentes al borde del precipicio del VAR.

Hay que recordar que en las mayores ligas europeas ya se ha instalado el sensor del balón para cuando atraviese la línea de gol y la videorepetición. En España, por alguna razón, no hay nada.