Las mujeres autónomas ganan un 30% menos que los hombres y sufren una brecha de pensiones del 41%
Un informe revela las desigualdades económicas que enfrentan las mujeres en el trabajo autónomo, quienes, además de tener ingresos significativamente más bajos, ven cómo su pensión futura es un 41% inferior a la de los hombres.
Un informe reciente de la Unión de Asociaciones de Trabajadores Autónomos y Emprendedores (UATAE) ha puesto de manifiesto la persistente desigualdad económica que enfrentan las mujeres en el ámbito del trabajo autónomo. Según el estudio, las mujeres autónomas ingresan un 30% menos que sus homólogos masculinos, una disparidad que afecta a miles de emprendedoras en todo el país.
El informe destaca que, a pesar de que las mujeres autónomas trabajan de media dos horas más al día que los hombres, sus ingresos anuales son, en promedio, 3.500 euros inferiores. Esta diferencia salarial se ve reflejada también en la pensión futura de las trabajadoras autónomas, que es un 41% más baja que la de los hombres, lo que agrava aún más la desigualdad económica a largo plazo.
Este escenario responde a una serie de factores que perpetúan la brecha de género en el ámbito autónomo. Las mujeres suelen estar más concentradas en sectores menos remunerados, como el cuidado o la educación, y tienen menos acceso a financiación y recursos para hacer crecer sus negocios. Además, las responsabilidades familiares, que tradicionalmente recaen sobre las mujeres, también limitan su capacidad de invertir tiempo y esfuerzo en sus proyectos.
Mucho camino por hacer
La UATAE ha hecho un llamado a las autoridades para que se implementen medidas que promuevan la igualdad en el trabajo autónomo, como la mejora de las condiciones laborales para las mujeres emprendedoras, el acceso igualitario a financiamiento y la promoción de políticas que favorezcan la conciliación entre la vida laboral y familiar.
El informe también señala que la brecha salarial y de pensiones no solo refleja una falta de reconocimiento económico del trabajo autónomo femenino, sino que también pone en evidencia la urgente necesidad de políticas públicas que garanticen una igualdad real entre hombres y mujeres, tanto en el ámbito laboral como en el económico. La denuncia de estas disparidades se hace aún más relevante en un contexto donde las mujeres autónomas siguen siendo clave en la recuperación económica del país, pero enfrentan obstáculos adicionales que dificultan su progreso y bienestar financiero a largo plazo.
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