El Bambi Zapatero, el telonero de Sánchez, apoya la amnistía

Vaya por delante que, en sus inicios, me gustaba el entonces presidente del gobierno de España, José Luís Rodriguez Zapatero, por sus políticas sociales. Meteduras de pata había tenido unas cuantas como los famosos “brotes verdes” en plena crisis económica, claro que es humano y todo no puede hacerlo bien.

De su etapa se recuerda, entre otras cosas, la aprobación de la subida de las pensiones mínimas un 26%, el salario mínimo interprofesional, aprobación de la Ley de  Dependencia, Ley de Igualdad, la  de Educación para la Ciudadanía, la retirada de las tropas de Irak, la Renta de Emancipación para jóvenes y ayudas de 2.500 por hijo, el matrimonio gay, la Ley Antitabaco, paridad en el gobierno, retorno de los archivos de Salamanca, el Estatuto catalán, el diálogo con ETA, la ley de la memoria histórica, entre otras. Esos logros no se pueden poner en duda - aunque muchos piensen lo contrario-. Hasta ahí nada que decir en contra. Cuando dejó de ser presidente tras perder las elecciones en el 2012 ante el PP de Mariano Rajoy, tomó posesión como miembro del Consejo de Estado. Tres años después, lo abandonó para presidir el Consejo Asesor de la Fundación alemana Instituto para la Diplomacia Cultural.

En 2016 fue nombrado presidente del Foro de la Contratación Socialmente Responsable. Ese mismo año es cuando el expresidente Zapatero empezó su relación profesional como asesor/mediador con el dictador Nicolás Maduro, con el que ha conseguido y sigue obteniendo unos suculentos ingresos.

 ¿Es legal la actividad de Zapatero? Es legal, pero poco ética por su defensa de un dictador que tiene a su pueblo en la más triste de las miserias con unos cuantos millones de venezolanos fuera del país. Solo el círculo cercano a Maduro vive como señoritos, el resto pasa penurias que van desde falta y encarecimiento de los alimentos hasta la carencia de medicamentos.

El expresidente Zapatero ha tirado por la borda la credibilidad de sus años como presidente, así lo sieten muchos ciudadanos. El dinero, por muy goloso que sea, no puede tapar el comportamiento de una persona que ha sido presidente del gobierno y además máximo responsable de un partido de izquierda. Es indigno.

Con sus viajes a Venezuela y otros países de América Latina para “interceder” con sus buenas “artes”- y de paso aumentar su cuenta corriente- el PSOE de Pedro Sánchez lo sacó del ostracismo político. Lo ha utilizado como valedor de sus políticas y telonero en los actos del candidato Sánchez. Es la cara bonita que, como buen orador, quiere convencer a los votantes. Zapatero hizo su tour por los medios de comunicación mostrando la buena nueva. Ahora, con los posibles pactos para que Sánchez pueda renovar su presidencia del Gobierno con concesiones tan impopulares como la amnistía para el huido Puigdemont y los implicados en todo en el procés, ha vuelto a tirar de Zapatero. Tiene que volver al circuito de los medios de comunicación para explicar que eso de la amnistía es legal, que se ajusta a la Constitución y que esta ayudaría a iniciar un proceso para intentar el “reencuentro” de Catalunya con el Estado. Una vez más, Zapatero habla de una Catalunya unitaria, cuando no es verdad. La Catalunya plural es la real y la mayoría han sufrido los efectos de la gran movida del procés, sin que el Estado, y el gobierno haya hecho nada para defenderlos.

Con esta actitud, lo único que están consiguiendo los que se dedican a explicar lo inexplicable, caso Zapatero y compañía, es que la gente se aleje cada vez más de los políticos, porque como se ha comprobado una vez más, dicen unas cosas en campaña y después de las urnas, hacen la contraria. La decepción de muchos votantes y militantes socialistas es grande, lo que sucede es que entre la militancia está implantada la ley del silencio, Si alguien piensa que ya ha visto todo, siéntense porque vienen curvas, se lo digo.