Pere Aragonés, la amnistía, el solsticio deinvierno y las Tres Magas

Pasó el día de Sant Esteve, fiesta en Catalunya, comida familiar para degustar los tradicionales canelones, hechos con la carne sobrante del banquete del día anterior. Se acompaña, de primero, con la tradicional sopa de galets. Algunos le añaden pelotas y otros alimentos que enriquece el ya de por sí sabroso caldo. Para completar la comida, los turrones y las neules (barquillos) hacen las delicias de los comensales que se encuentran alrededor de la mesa.

Sant Esteve fue el día elegido también por el presidente de la Generalitat de Catalunya, Pere Aragonés, para realizar su tradicional discurso de “Navidad”, para felicitar las fiestas y hablar de los logros de este año que termina y de los proyectos de futuro. Su intervención fue lo que se esperaba, no hubo sorpresa: discurso para la mitad de los catalanes que vieron y escucharon 287.000 espectadores... Aragonés desaprovechó la ocasión de ser el presidente de todos los catalanes, no lo fue. Su pugna con Puigdemont para liderar el espacio independentista le pudo más que su sentido de responsabilidad institucional. 

El escenario elegido para su intervención fue el Depósito del rey Martín, un antiguo depósito de agua de Barcelona, en un momento como el actual donde la sequía está haciendo estragos en Catalunya. El país está tan seco como el depósito del Rey Martín. No llueve, es evidente, pero no es una novedad, hace ya unos cuantos años que esta situación se venía produciendo y los responsables del gobierno no han querido o no han sabido planificar el futuro que ha llegado. Es lo que sucede cuando se pone al frente de la ACA a personas que no tienen ni idea, ni tampoco voluntad. Así que escenificar la sequía es cuanto menos ridículo. 

Lo mismo que es ridículo que Aragonés hable de amnistía y que señale que el siguiente paso es que “Catalunya decida su futuro en libertad", cuando lo que le debe preocupar al presidente es que Catalunya tenga un futuro en concordia, en unidad, y no de división que es lo que han conseguido hasta ahora. La ciudadanía quiere un país inclusivo, donde la sanidad se reconstruya y no haya que esperar 9 días para la visita al médico de cabecera o unas listas de espera kilométricas, como nunca se habían producido. Unos servicios sociales en los que no se haya de esperar un año o más para resolver una revisión para obtener el reconocimiento de una discapacidad. Un país donde no se tengan que marchar las empresas que generan riqueza y empleo. Un país que no invierta tanto en embajadas y sí en sanidad, educación, vivienda y en cuidados a la gente mayor.

Creo que Aragonès está alejándose de la realidad. Solo 287.000 fieles seguidores siguieron el discurso - me incluyo- para escuchar algo nuevo que motive a creer que este gobierno está para gobernar, cosa que no está haciendo.

Para redondear más el círculo la Generalitat ha decidido que la Navidad no es la Navidad, pasa de ella y celebra “las fiestas del solsticio de invierno”, que queda muy bien. ¿Pero los jóvenes, niños y mayores saben lo que es?  Lo único que hay en estas fiestas son las Navidades, la mayoría las celebran así. Claro que hay que rizar el rizo y marcar diferencia con el resto de España. Es que Aragonés y compañía son muy amantes del Jule.

No se asusten porque la cosa no queda ahí, también los de ERC van expandiendo sus originales ideas y resulta que la localidad de Altafulla, cuyo alcalde es de ERC, se le ha ocurrido la idea de que eso de los Reyes Magos hay que cambiarlo. ¿Hacer adoctrinamiento con los niños y niñas? Dice que los Reyes Magos no llegarán allí, el muy feminista alcalde los sustituye por las Tres Magas con el lema “libertad, igualdad y fraternidad”. Toda una idea que quiere imponer. Los más pequeños tienen la ilusión de escribir sus cartas a los Reyes Magos, ¿no dicen que hay que conservar las tradiciones? ¿O es porque este día se celebra en toda España y hay que cambiarlo? No he visto mayor majadería hasta ahora. La noche mágica que viven los niños hay que dejarla que sigan disfrutándola, las Magas que sirvan para otras cosas, imponer tanto el feminismo me parece que ya es pasarse de rosca o rizar mucho el rizo.