lunes, 29 de abril de 2024 17:21
Opinión

La justicia no es igual para todos, si no que se lo pregunten a Puigdemont

Carmen P. Flores
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Directora de Pressdigital

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Archivo - El expresidente de la Generalitat y eurodiputado de Junts, Carles Puigdemont
Archivo - El expresidente de la Generalitat y eurodiputado de Junts, Carles Puigdemont

Estos días - desde hace bastantes más-, el tema de la amnistía sigue siendo noticia un día sí y otro también. ¿Dejará de serlo? Creo sinceramente que no, Tenemos amnistía y ley de amnistía para rato, por desgracia. Una situación muy complicada en la que las promesas electorales han dado paso a cambiar el discurso, incluso llevarlo al extremo contrario de lo que se había prometido. Es el llamado lenguaje de los políticos que la ciudadanía no entiende, ni comparte, es comprensible que eso sea así.


La ley de amnistía será aprobada en el Congreso - aunque queda el senado- y las opiniones se van multiplicando: partidos políticos a favor, los que están en contra, los jueces y hasta el parlamento Europeo quiere mirar con lupa las consecuencias de su aplicación, que resumiendo mucho se trata de que los implicados de los hechos del procés, por no poderle otro nombre, se van a quedar limpios de polvo y paja: en Catalunya no ha sucedido nada, los imputados, dejan de serlo y aquí paz y mañana gloria que dirían algunos. Lo que se puede deducir que la justicia no es igual para todos. Decía el ilustre abogado defensor de los pobres, Reginal Heber Smith, que “quien diga que la justicia es igual para todos no sabe de qué habla”.


La pregunta que se hacen muchos es si en España se hace justicia. Depende, hay una doble vara de medir: los ricos, poderosos y los políticos - también son poderosos en su ámbito - tienen en sus manos una serie de resortes que los pobres no disponen. El dinero limita totalmente su acceso a unos buenos abogados. Sus señorías- no todos - son influenciables, como se ha visto reiteradamente, y seguirá siendo así, lo que se traduce en que, si no hay igualdad de acceso a la ley, las diferencias tan abismales hacen que los poderosos campen a sus anchas.


En el caso del procés y todo lo sucedido, los partidos independentistas siempre han manifestado que el tema es político y no judicial. El discurso es reiterado, machacón, para que se crea que es así. No lo es por mucho que lo repitan millones de veces. Es un tema judicial que debe ser juzgado por los órganos competentes, como cualquier ciudadano de a pie. Lo que se traduce en que los actos tienen consecuencias y hay que asumirlas, no enmascararlas en otras historias.


Se ha producido corrupción también en todo el tinglado . ¿Cómo se debe atajar? Desde la justicia, pero también desde la educación ética y en valores que están fallando en la sociedad, empezando por los que deben dar ejemplo: los políticos.


Pedro Sánchez, presidente del Gobierno en una entrevista a la carta confirmaba que se reunirá más de una vez con Puigdemont y Junqueras tras aprobar la ley de amnistía. Lo ha dicho y se ha quedado tan tranquilo. Hace ya tiempo que ha blanqueado a un Puigdemont que estaba políticamente muerto. Es el resucitado del PSOE. Al menos, Junqueras ha sido consecuente con su actuación y ha estado en prisión, ha sido juzgado y después indultado. Puigdemont y su lugarteniente, el pianista Comín, han disfrutado de libertad y buen sueldo y encima serán amnistiados. El presidente del gobierno de España ha seguido defendiendo su postura: “Merecerá la pena para la sociedad catalana y española”, ha dicho, y ha añadido que "hay una amplia mayoría de la sociedad catalana, sea independentista o no, que quiere que las fuerzas independentistas apoyen la gobernabilidad de España". Cuando habla de sociedad catalana, ¿a quién se refiere?, porque una amplia mayoría se ha sentido abandonada, desamparada por el Gobierno de España, y no digamos del gobierno de Catalunya. Esa sociedad “catalana” de segunda ha sufrido los actos vandálicos, han visto vulnerada su libertad de expresión y movilidad. Han sido objeto de insultos: colonos, fachas, etc. ¿Quién resarce a esa parte de la sociedad “catalana”? Según el presidente Sánchez, esa parte de la sociedad debe tragar o marcharse de Catalunya, como pide más de un energúmeno.


Las cesiones del Gobierno de España a los partidos independentistas no van a servir para apaciguarlos, sino que le están dando más oxígeno, y cada vez sus peticiones irán aumentando. Esto no cambia nada para ellos, pero si está sirviendo para que los constitucionalistas sigan cabreados con un partido que no los defiende.

Pero según dicen algunos, las cosas se olvidan, Pedro Sánchez se reunirá con Puigdemont, se harán la foto y quedará demostrado que la ética y las promesas son papel mojado. La justicia no es igual para todos, eso lo tienen muy claro hasta las personas que no tienen recursos para contratar a grandes abogados, es decir, los pobres. ”La obra maestra de la injusticia es parecer justo sin serlo”, decía Platón.
 

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