Pere Aragonès, el invitado estrella de la fiesta del PP en el Senado

Aragonés se ha equivocado en esta ocasión, donde ha querido marcar perfil propio ante Puigdemont que está realizando una campaña basada en su persona, mejor dicho, en su ego.

En los últimos tiempos, el Senado ha estado más presente en los medios que en toda su historia reciente. El motivo no es otro que la mayoría absoluta con la que cuenta el PP frente al PSOE con su socio de gobierno, Sumar, y los partidos que le dan soporte: PNV,  ERC, Junts, EH Bildu, y el BNG, que  “controlan” el Congreso. Es una lucha constante y un enfrentamiento que lo único que consigue es desprestigiar a las dos instituciones. Nunca antes se había producido tal confrontación. El Senado se ha convertido en la caverna del PP donde hace valer su mayoría absoluta para disgusto del Gobierno.

Este lunes, el presidente de la Generalitat de Catalunya, Pere Aragonès, se ha ido a Madrid para comparecer, en plena campaña electoral, ante la Comisión General de las CCAA del Senado que habían convocado - como gran acto- los populares para mostrar su desacuerdo con la ley de Amnistía. Una actuación en la que los populares se han despachado a gusto y que el presidente catalán ha contribuido a ello, sin la presencia de ningún presidente socialista. Es que Aragonès, ha pensado que él, como un Llanero solitario, podía ganarle la partida a los populares, cuya fiesta la habían montado para mejor gloria de ellos y en la que Aragonès ha caído de cuatro patas como invitado especial. No era el momento para visitar la Cámara Alta por varias razones: porque está en  campaña electoral y su discurso está dirigido a sus votantes-  no piensa como presidente de toda Catalunya- y contra Puigdemont; porque no se debe hablar mal de Pedro Sánchez que tantas cesiones le ha dado y le sigue dando acosta de ir perdiendo votantes y militantes. No es leal, ni ético. Solo se entiende en clave electoral con dirección directa a la línea de flotación del candidato socialista, Salvador Illa, a quien todas las encuestas les da como ganador de los comicios.

Aragonès fue al Senado a hablar de lo suyo, que en estos momentos es el referéndum, al que da por hecho que Sánchez cederá, pese a que ahora diga que no es posible. Recordó que la amnistía era imposible según palabras del propio Pedro Sánchez, de Salvador Illa y hasta del mismísimo Miquel Iceta. “De la noche a la mañana la amnistía dejó de ser inconstitucional, como sucederá con el referéndum”, afirmaba en su discurso. Las caras de los presentes eran un poema. Como era de esperar, la presidenta de Madrid Isabel Díaz Ayuso, que le tenía ganas al presidente Aragonés, con ese tonillo entre chulesco y prepotente, le espetaba que Catalunya es de todos, lo mismo que Madrid.  Para seguir diciéndole que Catalunya no es una nación soberana, que esta reside en el pueblo español. El resto de intervenciones de presidentes autonómicos populares han ido en la línea de ir en contra de la amnistía como era de esperar.

Para redondear la jornada, la Comisión General de las CCAA del Senado ha aprobado un nuevo informe en el que alerta de que la proposición de ley de Amnistía deja desprotegido al Estado de las Autonomías al sentar un precedente peligroso. El informe ha sido aprobado por la mayoría del PP, Vox y UPN.

El PSOE, al que no le ha hecho ninguna gracia la asistencia de Aragonès, ha tratado de disimular con su ausencia en la Comisión. ¿Es una muestra de cara a la galería? Es posible, se está en campaña, pero es cierto que, aunque sea en política, no todo vale, ni el fin justifica los medios. Pere Aragonès se ha equivocado en esta ocasión, donde ha querido marcar perfil propio ante Puigdemont que está realizando una campaña basada en su persona, mejor dicho, en su ego. Quiere venderse como el presidente exiliado que vuelve para salvar a los catalanes, sin darse cuenta que los ciudadanos de Catalunya se salvan solos, sobre todo los que no piensan como ellos  El huido intenta ligar su imagen con la del president Tarradellas - los dos exiliados- y lo único que suscita es el ridículo más espantoso. Decía Séneca que “haz a los demás lo que te gustaría que te hicieran a ti”.

Pere Aragonès no puede ir a Madrid a participar en la fiesta del PP, ni a meterse con el Gobierno de España. Es una deslealtad manifiesta e innecesaria.