Ábalos y Koldo, una pareja de “intocables” huéspedes de Soto del Real

Dice un refrán que “tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe”. Eso es lo que ha ocurrido este jueves a José Luis Ábalos y Koldo García, quienes comparecían ante el magistrado del Tribunal Supremo, Leopoldo Puente, que, después de interrogarlos por separado, les notificaba que serían llevados a la prisión de Soto del Real, lugar por el que han pasado bastantes políticos de todas las ideologías. Una decisión que era previsible, dado que la Fiscalía Anticorrupción y las acusaciones particulares (adiestradas por el PP) en la vista para revisar las medidas cautelares que mantenían hasta ahora… Estas, hasta la fecha, habían sido cumplidas por ambos.

Tras varias horas esperando a ser trasladados a prisión, tanto Ábalos como Koldo —de quienes se intuía que no volverían a sus respectivos domicilios—, que llevaban unas bolsas con ropa, fueron trasladados en un furgón de la Guardia Civil a la prisión conocida por todos, dada la publicidad de la que ha sido objeto desde hace bastantes años por ocupar sus celdas “ilustres” políticos: unos por meter las manos donde no debían, otros por no cumplir las leyes. Quienes vieron a los dos nuevos huéspedes dijeron que el más afectado de los dos era el exministro Ábalos, que estaba convencido de no pisar la prisión. Al final, con tanta presencia mediática, que aprovechaban para enviar mensajes al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a algunos ministros y a “compañeros” de partido, más bien no les ha beneficiado; al contrario. Y es que, cuando las sospechas son algo más que eso, sucede lo que dice Cicerón: “Servirse de un cargo público para enriquecimiento personal resulta no ya inmoral, sino criminal y abominable”.

Ábalos y Koldo en prisión, con entrevistas publicadas el mismo día que acudían al Supremo y en las que señalaban a personas concretas del Gobierno y del partido, ponen las cosas en situación de ataque de nervios en el ámbito socialista por lo que pueda pasar con más revelaciones de los dos huéspedes de Soto del Real. No es una situación que se pueda digerir fácilmente. Hace solo unos días salía de la misma prisión Santos Cerdán, mano derecha de Sánchez en el PSOE como secretario de Organización del partido, cargo que guarda secretos y que controla el partido. Sale uno, entra el otro exsecretario de Organización, José Luis Ábalos, amigo y protector de Sánchez. Los tres imputados, Ábalos, Koldo y Cerdán, los tres espadachines que le ayudaron a ganar las primeras del partido.

En esta situación, la estabilidad del Gobierno está en el aire, y se complica aún más dada la postura que ha adoptado Junts de votar en contra de las propuestas del Gobierno. ¿Seguirá haciendo lo mismo el partido de Puigdemont? No le queda más remedio si quiere marcar perfil propio de cara a sus electores y enfrentarse a Alianza Catalana, que le está comiendo buena parte de sus votantes.

Los partidos que dan soporte al gobierno, de momento, no se han pronunciado, solo el PP que, como viene siendo una constante suya, ha pedido elecciones ya. Además, ha convocado una manifestación para el próximo domingo, por considerar que hay que salir a la calle contra Pedro Sánchez, al que considera la manzana podrida de la situación. Decía Jovellanos que “este pueblo, España, necesita diversiones, pero no espectáculos”.

Lo sucedido hoy, el ingreso del dúo Ábalos Koldo, junto a Cerdán, no siendo un caso aislado en la política española, sí marca un punto de inflexión que no se debe dejar pasar. La política está en un nivel tan bajo: genera desconfianza (ha ido creciendo cada vez más), la cesta de las manzanas que es la corrupción se ha ido pudriendo muy deprisa y alguna cosa habrá que hacer, porque, si no, eso lleva a lo que ya se está viviendo, el crecimiento de la ultraderecha y los populismos que calan en la gente joven. Decía el político y polifacético Kamal Haasan que “cuando no tomas una postura en contra de la corrupción, tácitamente la apoyas”.