No podría empezar más asombroso el mes de diciembre, último del 2025. Es como la traca final: ¿cierre de todos los problemas? Eso debería ser, pero no será. Solo las fiestas navideñas serán una pequeña tregua. Después, las cosas volverán a su lugar de siempre: la inestabilidad política, las peleas de los partidos, la justicia, las contradicciones y el juego de la ruleta rusa que juegan con consecuencias para la ciudadanía.
No se gana para sobresaltos; no hace falta numerarlos, los asuntos que los producen son de sobra conocidos. Este martes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, asesorado por no sé quién, dedicó el día a la operación Catalunya, o mejor definido, operación Junts. Para ello utilizó la televisión pública TVE para ser entrevistado desde Moncloa por Gemma Nierga (estrella de televisión española en Catalunya con dos programas). Después, en la emisora del Conde de Godó, con su figura y soporte independentista en todo el llamado procés, Jordi Basté (quien, por cierto, ha fichado por la 2Cat para realizar un programa de entrevistas), lo hacía solo para Catalunya. Dos entrevistas, dos periodistas catalanes, dos ámbitos: Catalunya, España. Esta última para que se enteraran todos los españoles que miraban la tele.
Una estrategia comunicativa nada casual, creo que equivocada. Se trataba de cortejar a su socio Junts, tras haber anunciado no hace tantas fechas que rompía peras con el PSOE de Pedro Sánchez y que no daba soporte a su gobierno. Dejaron pasar los días. Las cosas judiciales que afectan a los socialistas se han ido complicando; los socios externos del gobierno, ERC, PNV y Podemos (cuando no tiene el día torcido) tienen la mosca tras la oreja por todo lo que están cantando los tres tenores. El presidente del Gobierno no tiene intención de dimitir, de momento, ni de convocar elecciones. Su idea, con permiso de la justicia, es seguir gobernando hasta 2027. Necesita los votos de Junts y se le ocurre a sus “asesores” lanzar la operación Catalunya para dos cosas: reconocer que no ha cumplido con algunas cosas pactadas con el partido de Puigdemont, que tiene voluntad de seguir dialogando —¿cumpliendo las promesas anteriores y las nuevas?— y agradarles los oídos a Puigdemont, Turrull y a su portavoz en el Congreso, Miriam Nogueras, la cabreada permanente. ¿Con qué fin ha bajado a la arena el presidente Sánchez? Sencillamente (algunos dirán incomprensiblemente) porque la necesidad aprieta y, como dice un proverbio chino: “Debes ingresar a la guarida del tigre para atrapar a sus cachorros”. Otra cosa es que lo consiga.
Un día después, convocatoria de la portavoz de Junts, Miriam Nogueras, para contestar a lo dicho por el presidente en las dos entrevistas. Su aparición, cosa poco habitual en ella, lo hizo con una gran sonrisa, de la que hizo uso a lo largo de su comparecencia y durante las preguntas de los periodistas, que estaban asombrados. Era la expresión de una “ganadora” que ha hecho que el presidente de España, esa a la que tanto desprecia, agachara el espinazo, como ellos querían. Además, Junts, aunque haya coqueteado con el PP, sabe que un gobierno PP-VOX no es bueno para la vuelta de Puigdemont, pero sí para el partido. Claro que lo que le interesa al huido es su vuelta; lo demás es un tema complementario, pese a la división interna que hay en Junts. Cosa normal, dado los tumbos que ha ido dando; para algunos ha perdido su identidad.
La pregunta que se hacen muchos es bien sencilla: ¿y ahora qué pasará? ¿Junts rectificará y seguirá apoyando al gobierno de España? Si la escenificación de que Sánchez reconoce que no ha cumplido y está dispuesto a rectificar, Junts tendrá que volver a preguntar a sus militantes si cambian la postura, que hasta hoy dicen que el pacto sigue roto y, según Miriam Nogueras, “estamos donde estábamos”. No es fácil. Decía Concepción Arenal: “Todas las cosas son imposibles, mientras lo parecen”.
Además, no hay que olvidar a los otros partidos, ERC y PNV. Los republicanos, en boca de Rufián, ya han dicho que lo de Sánchez es un error, no están de acuerdo. El PNV está a la espera de los resultados judiciales y, además, el apoyo, si se lo da, tendrá un precio, como siempre. Mientras, la voz que dice lo que piensa, el presidente de Castilla-La Mancha, declaraba a preguntas de los periodistas que "la gente de Puigdemont no se merece que el Gobierno se ponga de rodillas”. Decía el escritor y político Charles Maurice Talleyrand: “Lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible.” Una frase que se suele utilizar mucho. Pues esa es aplicable a algunas de las peticiones que quiere Puigdemont: su vuelta a Catalunya, que tanto tiempo lleva esperando. La decisión no es cosa solo del presidente, sino que la justicia tiene mucho que decir.
Decía Confucio: “El hombre que ha cometido un error y no lo corrige comete otro error mayor”. En esta situación se encuentra el presidente Sánchez y, por ende, el PSOE, cuyas voces internas (en privado) no están de acuerdo con lo que está sucediendo en el partido y que en las distintas elecciones les pasará factura; caso más inmediato: Extremadura este mismo mes. Apliquemos la fórmula que decía Charlie Chaplin: “Un día sin reír es un día perdido”. Será la única manera de hacer más llevadera la situación.

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