viernes, 5 de diciembre de 2025 21:19
Opinión

Donald Trump hace de la bruja Lola con Europa

Carmen P. Flores
Carmen P. Flores
Directora de Pressdigital

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Desde la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, el mundo no ha vuelto a ser el mismo. Eso que solo lleva desde el 20 de enero de este año que está a punto de terminar. Para culminarlo, puede que esté preparando una traca final. No hay semana que no se le ocurra alguna cosa para fastidiar al prójimo. Lo hace con una prepotencia del que se sabe poderoso. Para él, los organismos internacionales, las leyes, son rollos de papel higiénico y ya se sabe el uso que se le da. Trump no es un amigo en la “clase” que es el mundo, es el matón de la clase. Así lo ha ido demostrando y ya en la presentación de la actualización anual de la estrategia de seguridad nacional de EE. UU. en el mundo, en el apartado que hace referencia a Europa, y a la que han calificado como “la oscura evaluación del futuro de Europa”, lo ha reafirmado.

Este viernes, el presidente estadounidense volvió a la carga con Europa (otro día le tocará a otro país, o continente, depende de cómo se levante ese día), de la que dijo que se enfrenta “a la dura perspectiva de una desaparición de la civilización”, dando fechas, unos 20 años. Para seguir con su discurso conciliador de hacer amigos, afirmaba que su país apoyará a los partidos “patrióticos”, es decir, a los de su ideología: la ultraderecha europea, como ya hemos visto. Lo hace para evitar un futuro en el que ciertos miembros de la OTAN se conviertan en mayoría no europea. Por eso, en esa buena voluntad de ayudar al viejo continente, su objetivo de ayudar a Europa, esta debe corregir su trayectoria actual, de la que no está contento, especialmente con España.

El presidente Trump, como viene siendo costumbre, no ha ocultado su desprecio por los líderes europeos y, como hemos visto desde enero, los ha presionado reiteradamente para que se sometan a su voluntad en materia de financiación de la OTAN (es su gran obsesión), comercio, aranceles y otros temas económicos. Sin embargo, ha apostado abiertamente por los partidos de la ultraderecha en Europa, con los que se siente muy cómodo. No se ha escondido. Decía Cicerón: “Nada resulta más atractivo en un hombre que su cortesía, su paciencia y su tolerancia”. Todas estas virtudes han abandonado al mandatario.

Siguiendo con el inquietante documento, queda claro que el presidente Trump quiere que su política exterior siga con su eslogan “América Primero”. Mensaje dirigido a los partidos políticos europeos de la ultraderecha, con el fin de que esos partidos reformen sus sistemas políticos; los que ya gobiernan lo están haciendo (caso de Hungría) y tomen ejemplo de EE. UU. A Europa, en el informe, la trata como el modelo de lo que no debe ser.

El documento pide una nueva política para Europa (control por parte de la ultraderecha, gran aliada de sus políticas) y deja claro que la buena relación que había hasta su llegada se ha terminado. Trump interpreta, mal por cierto, que Europa es su rival y que hay que adoctrinarla, reemplazando a los partidos actuales por aquellos que ya se encuentran en su misma onda.

Mientras, viendo el panorama, lo que están haciendo los países de la Unión Europea es plantear a la EE. UU. de Trump que no les van a dejar que sigan humillándolos. No necesitan de ese país y no van a aceptar imposiciones, porque lo que está en juego es la libertad, la democracia y, por supuesto, la economía.

Mientras hay países que plantan cara a Trump, desde la FIFA, con su presidente al frente, Gianni Infantino (amiguísimo del presidente), en el sorteo del Mundial de Fútbol 2026, con la presencia del mismísimo presidente de EE. UU., le pasaba el cepillo agasajándolo “con el premio de consolación al no ser premiado con el Nobel de la Paz”: le entrega a Trump el primer premio por la Paz de la FIFA, que le ha hecho engordar 20 kilos. Debe ser como reconocimiento a los miles de personas que han sido tratadas como animales y expulsadas del país. ¿No le da? Es evidente que no… Decía Thich Nhat Hanh, monje budista zen, poeta y activista por la paz, que “El respeto y la empatía son el mejor antídoto contra el odio”. Dos cosas de las que carece Trump, el matón de “la clase”.

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