Una masa de aire subtropical elevará las temperaturas máximas a 30 grados en varios puntos de España, según el experto de Meteored, Samuel Biener, que avanza que se espera una gran lengua de polvo que recorrerá todo el oeste de Europa y podría dejar lluvias de barro o "sangre en países donde este fenómeno es poco habitual".
En concreto, el experto de Meteored ha alertado de un "calor anómalo" durante estos días en gran parte del país tras la Semana Santa "más húmeda de las últimas décadas" por la borrasca 'Nelson'. En cualquier caso, varios frentes dejarán precipitaciones en el tercio septentrional y en la vertiente atlántica, y durante la segunda semana de abril se espera que se descuelguen vaguadas con bajas presiones al oeste de la Península.
Estas borrascas, entre ellas Olivia, favorecerán la subida de una masa de aire "muy cálida y anómala" para esta época del año, con el isotermo de 2 grados a 1.500 metros en la Península y Baleares. Esta circulación tan pronunciada de sur favorecerá la irrupción de polvo en suspensión.
De este modo, la calima dejará un ambiento turbio en España. Además, según el modelo de referencia del portal meteorológico una gran lengua de polvo en suspensión pasará por todo el oeste de Europa de cara al fin de semana, que alcanzaría países como Francia, Reino Unido, Suiza, Países Bajos, Bélgica o Alemania, e incluso llegaría a Dinamarca, Suecia o Noruega.
En este sentido, detalla que en estos países podrían producirse lluvias de barro o "sangre" y caer material particulado. En el caso de caer en zonas nevadas, favorecería la rápida fusión de la nieve y perdería calidad, quedando también teñida de color naranja.
Durante el fin de semana, el portal indica que se espera una nueva vaguada que se descolgará sobre el oeste de Europa y empujará la masa de aire cálido y la calima hacia el centro del continente.
Además, alerta de la calidad del aire, que dejará valores desfavorables. En concreto, en el este de Canarias y en algunas zonas de la Península, las concentraciones de partículas PM10 pueden pasar sobradamente de los 45 ug/m3, el límite hasta el que el aire se considera saludable por la OMS.
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