Aplicación que se puede hacer a la política, que ha llegado a límites en los que la gente ha perdido la esperanza y la ilusión, para dar paso a la desconfianza casi total en los políticos: no les tienen confianza, no se los creen porque mienten sin ruborizarse y, para colmo, la corrupción y la falta de transparencia son más que evidentes.La justicia, otro de los pilares de una democracia, ha sucumbido; la sociedad le ha perdido el respeto de antaño: “la justicia ya no es justicia”.
