​Snowden buscó para la CIA pruebas de la existencia de extraterrestres

El analista de sistemas informáticos Edward Snowden, que ha publicado documentos confidenciales sobre el programa de vigilancia de EEUU y ha sido acusado de espionaje, ha buscado en los archivos de la CIA en busca de pruebas de extraterrestres y puede informar de que las teorías de conspiración no son ciertas, informa la prensa estadounidense esta semana.

Como antiguo empleado de la CIA y de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), Snowden tenía acceso a los secretos más íntimos de Estados Unidos. Y, como cualquier mente curiosa, no se resistió a buscar respuestas a algunas de las preguntas más urgentes de la sociedad.

Según Snowden, parece que el gobierno de Estados Unidos no tiene conocimiento de la vida extraterrestre.

Para que conste, que yo sepa, los alienígenas nunca han estado en contacto con la Tierra, o al menos no han estado en contacto con la inteligencia de Estados Unidos", dijo el analista en sus últimas memorias, "Vigilancia masiva, registro permanente".

La persona responsable de la mayor fuga de información de la historia, que lleva seis años viviendo en el exilio forzado en Rusia, volvió a tratar el tema este miércoles en un podcast de un comediante estadounidense, afirmando que si la información "está oculta, y puede estarlo, está realmente muy bien oculta, incluso para la gente que está dentro", refiriéndose al Área 51, donde se cree que es una prueba de que los alienígenas visitaron la ciudad de Roswell en 1947.

"Todo el mundo quiere creer en teorías de conspiración porque ayuda a dar sentido a la vida", dijo.

Además, en su libro, Snowden también confirmó que el alunizaje del hombre en la Luna ocurrió efectivamente y que el cambio climático es real.

"En caso de que te preguntes: sí, el hombre aterrizó en la luna. El cambio climático es real. Las estelas químicas no son una cosa", agregó.

La teoría de la conspiración de las estelas químicas sugiere que las huellas dejadas por algunos aviones son en realidad agentes químicos o biológicos, rociados deliberadamente a gran altitud para fines desconocidos para el público, lo que puede perjudicar la salud de la población.