viernes, 19 de abril de 2024 09:50
Opinión

Que se queden?

Manuel Fernando González Iglesias
Manuel Fernando González Iglesias

A Coruña, 1952

Leía esta mañana a mi colega Xavier Salvador escribiendo sobre la familia Pujol, con su habitual flema británica que sólo disfrutamos los que hemos visto y oído muchas cosas de tan singular clan. Como consecuencia de esa placentera lectura, no he querido dejar para otro día mi opinión sobre el mono tema, para que ustedes encuentren en nuestros dos artículos el sol y sombra que andan buscando, que les permita adivinar qué es lo que va a hacer esta "bona gent" con su futuro más o menos incierto.

Leía esta mañana a mi colega Xavier Salvador escribiendo sobre la familia Pujol, con su habitual flema británica que sólo disfrutamos los que hemos visto y oído muchas cosas de tan singular clan. Como consecuencia de esa placentera lectura, no he querido dejar para otro día mi opinión sobre el mono tema, para que ustedes encuentren en nuestros dos artículos el sol y sombra que andan buscando, que les permita adivinar qué es lo que va a hacer esta "bona gent" con su futuro más o menos incierto.

A mí me parece, en principio, que de rositas, lo que se dice de rositas, no se van a ir judicialmente, aunque todos crean lo contrario. Es cierto que, el que peor lo tiene ahora mismo, es el vástago Oriol, porque lo suyo es lo que esté peor argumentado o, si lo prefieren, mal camuflado. Pero yo creo que el mayor, Jordi Junior, tampoco lo tiene de color azul claro, porque si así fuera no habría buscado casa e inmunidad en la Nueva Zelanda de las antípodas para su ex mujer y su suegra, e incluso para él mismo, si el juez no le quita pronto el pasaporte. Oleguer es más listo, y posiblemente, no haya dejado puntada sin hilo en los paraísos fiscales que ha utilizado para sus negocios acompañado socios poderosos y muy experimentados. Así que, salvo que figure en la lista Falcani o en la menos conocida de Madame Ségolène, lo suyo pinta a marrón claro, casi café con mucha leche. Por lo demás, al patriarca y a su dona les espera una multa y, sobre todo, la pena más dura, la del descrédito eterno en un país en el que esas cosas apenas se dicen, pero sí que se notan. Acabar así es muy doloroso, incluso para los espectadores pasivos, pero mucho más para los propios protagonistas. Josep "el rico" dirá que a él lo busquen en Miami, y a Marta, y a Mireia "la silenciosa", desde su insignificancia familiar que les digan lo que van a hacer a partir de ahora porque nadie les va a ofrecer un trabajo bien remunerado.

Mi compañero de Economía Digital piensa que la familia en bloque se irá al exilio. Yo confío en que les podrá el patriotismo y que se quedarán aquí, dispuestos a aguantar todo lo que les podamos reprochar los ciudadanos. Sé que tengo pocas posibilidades de acertar pero me gustaría que lo que pienso se convierta en realidad, mi propia realidad, ya que viéndoles cada día, seguramente a muchos de los que presumen ser más catalanes que la mayoría de nosotros, e incluso diseñan un Estado que les devuelva privilegios y negocios, les entre el miedo escénico de que la Catalunya del presente y, sobre todo, la del futuro, no volverá a ser la finca particular de determinadas familias y que solo po pensarlo, les pueden sentar en un banquillo y acabar como acabarán los integrantes del Clan Pujol i Ferrusola o incluso peor.

Así pues, por mí,sin que me quepa ninguna duda? ¡que se queden!

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