jueves, 28 de marzo de 2024 10:06
Opinión

Refundar

Manuel Fernando González Iglesias
Manuel Fernando González Iglesias

A Coruña, 1952

La de ayer ha sido una jornada para tontos de la higuera y no para gente con sentido común. Es decir: para la mayoría de los que sufrimos la crisis y nos apañamos cada día en descubrir dónde se esconden las fuentes de ingresos con los que sacar adelante a la familia y pagar las facturas, porque lo del empleo, diga lo que diga la Ministra Bañez, va para largo y con matices dramáticos.

La de ayer ha sido una jornada para tontos de la higuera y no para gente con sentido común. Es decir: para la mayoría de los que sufrimos la crisis y nos apañamos cada día en descubrir dónde se esconden las fuentes de ingresos con los que sacar adelante a la familia y pagar las facturas, porque lo del empleo, diga lo que diga la Ministra Bañez, va para largo y con matices dramáticos. En esta jornada para olvidar, se ha hablado y mucho de Pujol &family, una multinacional de la evasión que tiene a los políticos catalanes de los nervios, y a los compañeros de la prensa digital de Madrid en plena ebullición, no tan solo contra los protagonistas de la saga, sino también contra la "en general" corrupta Catalunya que quiere abandonar España, ¡que osadía! teniendo dirigentes en el puente de mando que solo piensan en eludir sus obligaciones fiscales y poner a buen recaudo en el extranjero el fruto de su botín. Y claro, cuando se llega a esos extremos, a muchos catalanes como Vd. y como yo, pacíficos por naturaleza, se nos enciende el ánimo y nos preguntamos dónde estaban éstos que ahora hablan tanto cuando al Molt Honorable le hicieron "español del año" en la capital del Reino o le dejaron irse de rositas en Mayo del 86 en compañía de otros felones de su misma enjundia cuando aquí algunos bramábamos contra la sentencia de Banca Catalana como bien ha recordado la magistrada Margarita Robles.

Si en aquel instante de la historia reciente, el gobierno de España y los poderes que manejaban los hilos de la Transición hubieran investigado el por qué unos jueces cambiaron su intención de voto de la noche a la mañana y dejaron sin juzgar y sentenciar lo que para unos Fiscales tan dignos como Mena y Villarejo consideraban un clamoroso caso de corrupción, seguramente la Catalunya que hemos sufrido muchos de nosotros durante 23 años hubiera sido menos monolítica y hasta hubiéramos tenido algún gobierno presidido por Joan Raventos donde los servicios sociales y el trabajo o la Vicepresidencia hubieran recaído en manos de un añorado Antoni Gutierrez "Guti" y la educación en una Marta Mata o en Maria Aurelia Campmany por lo menos. Pero no pudo ser. La presidencia de la Generalitat gracias a la vergonzosa actuación de los mal llamados "poderes fácticos" quedó en las manos de los Pujol, y con ellos, muy envalentonados por su victoria, comenzó la rapiña generalizada desde los llamados despachos de influencia que debió ser muy útil para la gobernabilidad del Estado, pero que a la larga ha devenido en una situación insostenible y en lo que algunos han llegado a vaticinar como un choque de trenes en toda regla.

Dicen en Convergència que tienen que refundar su partido. No hay que ser muy listo para saber que, esa, es una verdad de Perogrullo. Lo que no nos cuentan los actuales dirigentes es cómo han llegado ellos al poder sin conocer las interioridades de este tipo de negocios de los que también son responsables, sobre todo, los que se han amamantado en los voluminosos pechos de la madre Convergència que con los de Unió producían mucha más leche de la que necesitaban y por lo tanto, producían riquísimos quesos que exportaban a Andorra o incluso a la lejana Sudamérica. Se sentían tan impunes, que nunca pensaron que aquello de que "la avaricia rompe el saco" iba con ellos porque no era más que un refrán de los castellano parlantes y que nunca les afectaría. Para su desgracia eso no ha sido así y lo de la familia Pujol no ha hecho más que comenzar.

Así pues que, a refundar con ánimo y energía, sobre todo, retirando de la primera línea de la política no solo al Presidente Honorario, sino a todos aquellos que le han acompañado en estos años de bonanza y "remanguillé" , que han comenzado su vida política trabajando, por ejemplo, en el despacho de Lluis Prenafeta y han acabando siendo lo que ahora son gracias a que supieron obedecer, medrar y, sobre todo... ¡callar!. Virtud ésta muy valorada en las organizaciones mas secretas del mundo, como todos bien sabemos.

Refundar, es abrir puertas y ventanas para que entre el aire y no solo renegar del Maciel de turno. Refundar es sobre todo, dejar que gente nueva, sin pasado que echarle en cara, se haga cargo de las riendas del que quiso ser el partido vertebrador de Catalunya gracias a su centralidad, y que, ahora mismo, es un apéndice de Esquerra Republicana de Catalunya que solo espera darle el abrazo del oso para acabar de hundirlo en la insignificancia política. Refundar es, en definitiva, nacer de nuevo y explicarle a la gente que las ideas están por encima de las personas, pero que éstas y solo ellas, son la única causa por la que merece trabajar honradamente para el desarrollo de tu propio país sin que nadie te saque las vergüenzas por ello. Eso, y mucho más, es refundar...

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