Mientras en Andalucía la UGT se pelea judicialmente con la Magistrada Mercedes Alaya por el vergonzoso asunto de los ERES, sus compañeros de Catalunya han ido a lo suyo que es denunciar públicamente como "sindicato de clase", que no de casta, una de las lacras sociales más sangrantes: El paro de larga duración.
Mientras en Andalucía la UGT se pelea judicialmente con la Magistrada Mercedes Alaya por el vergonzoso asunto de los ERES, sus compañeros de Catalunya han ido a lo suyo que es denunciar públicamente como "sindicato de clase", que no de casta, una de las lacras sociales más sangrantes: El paro de larga duración.
Ayer hicimos un avance y hoy reproduciremos los datos más significativos de este magnífico informe que nos pone los pelos de punta y porque nos describe hasta qué punto, la política y los políticos, se alejan apresuradamente de la realidad que les rodea sin detenerse a mirar lo que dejan atrás. En Catalunya 312.000 personas llevan más de dos años en busca de un empleo de "mínimos" que les permita subsistir y lógicamente, ya han perdido la esperanza de lograrlo, ya que, muchas de ellas, son mujeres de más de 55 años con un simple graduado escolar o incluso, solo con lo necesario para apañarse con los números y las letras.
Y mientras eso sucede, los demás nos hemos liado a tirarnos a la cara grandes palabras como independencia, derecho a decidir o la fecha de la consulta, como si, con todo eso, el mundo se detuviera por un instante y todos estos conciudadanos nuestros, que cada día conviven con nosotros, pudieran encontrar el sustento mínimo con el que dar de comer a toda su familia. Y mientras pasa de largo esa riada de gente, pobre y malnutrida, sin que nuestros representantes públicos hayan encontrado el camino para remediar su lenta agonía de desesperanza y necesidad, nosotros nos permitimos el lujo de hablar de los centrales del Barça, de lo mal que lo está pasando el uruguayo Suarez por culpa de la FIFA y hasta nos corroe la preocupación que sentimos porque nuestro Xavi Hernandez se nos vaya al New York City a ganar seis millones de euros al año, que es menos de lo que cobraba en el club de la Masia, pobrecito él. Estamos locos, como sociedad y como personas, y ese delirio colectivo de insensatez e insolidaridad nos mantendrá durante muchos años como un país pequeño e insignificante, por mucha independencia que logremos y por mucha estelada que ondeemos?y por una sencilla razón: A la gente no se le puede pedir que piense mientras tenga el estomago vacio y siga viendo en el horizonte familiar un futuro para sus hijos sin esperanza y sin trabajo. Porque amigas y amigos, querámoslo o no, con ideología o sin ella, lo primero es lo primero, y luego??.. viene todo lo demás. ¿Estamos?.
Manuel Fernando González
Editor
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