martes, 23 de abril de 2024 22:45
Opinión

Juego privado: Tolerancia fiscal cero

Manuel Fernando González Iglesias
Manuel Fernando González Iglesias

A Coruña, 1952

El consejero-delegado de Veremonte, Xavier Adserà, lo ha dicho muy claro en comisión parlamentaria: Si no se rebaja el impuesto del juego a los casinos hasta el 10 por ciento, el proyecto Barcelona Word puede construirse en otra parte del estado español. Y en ese punto de tan lapidaria afirmación, es cuando Convergència se ha quedado sola en el hemiciclo catalán apoyando el proyecto, porque las demás fuerzas políticas no están por la labor.

El consejero-delegado de Veremonte, Xavier Adserà, lo ha dicho muy claro en comisión parlamentaria: Si no se rebaja el impuesto del juego a los casinos hasta el 10 por ciento, el proyecto Barcelona Word puede construirse en otra parte del estado español. Y en ese punto de tan lapidaria afirmación, es cuando Convergència se ha quedado sola en el hemiciclo catalán apoyando el proyecto, porque las demás fuerzas políticas no están por la labor.


Como ya hiciera Sheldon Adelson a su paso por Barcelona y Madrid, la gente del juego privado apuesta fuerte por imponer sus condiciones al poder establecido, porque sabe que la crisis lo permite casi todo, incluso viajar a Marte "gratis total" a cargo del gobierno de turno, y que presionando amenazadoramente, se puede llegar a escuchar un discurso tan vergonzoso como el que pronunció el diputado/portavoz convergente que se humilló hasta rozar el ridículo al dar exageradas gracias a la empresa del Señor Adserà por querer montarnos este nuevo tinglado del ocio en Catalunya.


Si ya es difícil para un ciudadano normal tragarse al lado de su casa un Casino, por lo poco que tiene de social y si de peligroso para la convivencia vecinal, aún resulta más escandaloso e incluso intolerable que se le permita a la patronal del juego que se pueda rebajar de forma tan desmesurada los impuestos que ha de cotizar al fisco para compensar a la sociedad de los estropicios que llega a causarle.


Ese dinero, digámoslo claro, es muy necesario para mantener hospitales, mejorar la enseñanza o destinarlo a servicios sociales, especialmente en los tiempos que corren, pero no para subvencionar en negro a formaciones políticas como hemos visto en un pasado muy lejano. Por eso, la máxima a aplicar con el juego privado en este tema es la de "tolerancia fiscal cero". Otra cosa son los operadores sociales, cuyos beneficios revierten directamente en la Hacienda que somos todos o en la obra social que amparan desde hace mas de 75 años. Por eso, es perfectamente rechazable el impuesto que algún lumbreras del PP le ha cargado a los premios de las loterías publicas y al cupón de la ONCE pensando que, con ello, Los Montoro boys&sisters recaudarían más. Propósito que ha devenido en auténtico fracaso por la bajada en las ventas que ha originado, además del cabreo entre los premiados que se han quedado sin el 20 por ciento de lo que era la ilusión de toda su vida.


Algún día, nuestros políticos le harán caso a los que saben más que ellos en estos y otros asuntos, y a lo mejor, hasta es posible que, entonces, dejemos de marear la perdiz, por ejemplo, en un asunto tan delicado como es el juego que, una vez más, ha vuelto a enseñarnos los intereses que mueven a alguno de sus operadores y cómo éstos se las gastan cuando se trata de defender sus intereses muy, pero que, muy, muy? privados.

Manuel Fernando González
Editor y Director
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