viernes, 19 de abril de 2024 06:54
Opinión

El linchamiento del PP a Casado

Carmen P. Flores
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Directora de Pressdigital

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(I-D) El portavoz del Grupo Parlamentario Popular en el Senado, Javier Maroto; el líder del PP, Pablo Casado; y la portavoz del PP en el Congreso, Cuca Gamarra, a su llegada a una reunión conjunta de los grupos parlamentarios del PP del Congreso y el Sena

Pablo Casado @ep


Que el Partido Popular lleva unas cuantas “temporadas” siendo objeto de la justicia, por los casos de posible corrupción de algunos- unos cuantos- de sus dirigentes no es nuevo, y aún quedan unos cuantos juicios para comprobar si las acusaciones que se les imputan son reales, o, mejor dicho, si hay pruebas- no siempre se tienen-. No obstante, no quiere decir que las cosas no hayan ocurrido. Sencillamente que no se pueden demostrar.


Con ese panorama judicial, el todavía presidente popular, Pablo Casado, llegó en su día a liderar el partido tras dejar en el camino - no sin jugarretas- a Soraya Sáenz de Santamaría, la destinada a suceder a Mariano Rajoy en la formación y consecuentemente aspirante a ocupar La Moncloa. No sucedió nada con el cambio, al menos aparentemente.


Casado, nada más ser elegido presidente, entre otras cosas manifestó que “el PP tiene que recuperar la honestidad y la eficacia en la gestión como señal de identidad para todos los administrados”. Un claro mensaje para no caer en los errores del pasado - ingenuo era entonces-. Ya decía Platón que “la honestidad es en su mayor parte menos rentable que la deshonestidad”.


Resulta realmente curioso que todo el cisma que se a montado en el PP se deba a unas declaraciones en un medio de comunicación del presidente Casado denunciando un posible caso de corrupción que se ha producido en la Comunidad de Madrid, teniendo como protagonistas a la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, y a su hermano, que en plena pandemia hacía sus negocios sanitarios - hay más que saldrán- con el Gobierno que preside su hermana. Una situación que ya está en manos de la fiscalía. ¿Se puede pedir la cabeza de alguien que vela por la honestidad de su partido, teniendo en cuenta todo lo que se ha vivido y que aún no ha terminado? Realmente es de locos que todos se echen encima de Casado y García Egea y que no pidan explicaciones a Ayuso. ¡Pero dónde se ha llegado! Al final no importan las operaciones del hermano de Ayuso y la permisividad de esta, sino que se haya dicho públicamente. Hay que matar al mensajero, no al posible corrupto. No sé quién dijo que “la honradez no solo hay que aparentarla, sino también practicarla”, cosa que no está ocurriendo.


En esta triste historia de linchamiento hasta límites insospechados a Casado, por decir la verdad, nos encontramos con muchos personajes que tendrían que callar, entre ellos Esperanza Aguirre. Las hemerotecas son la memoria para todos y sobre todo para aquellos que ahora mienten. Lo sucedido con el posible espionaje que denuncia Ayuso es similar a otro ocurrido en 2008, cuando se produjo un espionaje a políticos del PP: al exvicepresidente segundo de la Comunidad de Madrid, Alfredo Prada, y a al vicealcalde de Madrid, Manuel. Un espionaje que se habría pagado con fondos del Gobierno de la comunidad que presidía Esperanza Aguirre. El caso acabó en la Audiencia Provincial. Este espionaje se produjo por las tensiones que existían entre la entonces presidenta Aguirre y el entonces alcalde, Alberto Ruiz Gallardón. Después de más de un caso de corrupción, Esperanza Aguirre dimitió como presidenta del PP madrileño. En su tiempo, el polifacético y genio en varios campos, Michel de Montaigne, decía que “el que no está seguro de su memoria, no debe emprender el oficio de mentir”.


El linchamiento del que está siendo objeto Pablo Casado parece obra de la nada Santa Inquisición, impropio de la época en que vivimos, y menos de un partido que se dice democrático.


Lo que sí está claro es que a Casado lo han dejado tirado y solo, y que a García Egea no lo queman en la hoguera porque eso ya no se lleva. Ahora están todos encantados con la operación de acoso y derribo, pero cuidado con Ayuso que puede salir muy tocada si las denuncias que han llegado a la justicia la sientan en el banquillo. Todo es cuestión de tiempo… y el PP se ha dado un tiro en la pierna. ¿Feijóo será el salvador? Todo parece que será así

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