sábado, 20 de abril de 2024 09:27
Sociedad

La acusación se aferra a que Basterra estuvo en Teo y a que hubo un "plan conjunto" que Asunta "percibía"

La acusación popular del caso por la muerte de Asunta Basterra, que ejerce la Asociación Clara Campoamor, ha defendido este jueves que hay "indicios poderosos y más que suficientes para afirmar que Alfonso Basterra" estuvo en la casa de Montouto el día de la muerte de la menor y ha atribuido el crimen a un "plan conjunto" entre ambos padres que Asunta "percibía".

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La acusación popular del caso por la muerte de Asunta Basterra, que ejerce la Asociación Clara Campoamor, ha defendido este jueves que hay "indicios poderosos y más que suficientes para afirmar que Alfonso Basterra" estuvo en la casa de Montouto el día de la muerte de la menor y ha atribuido el crimen a un "plan conjunto" entre ambos padres que Asunta "percibía".


Durante el trámite de conclusiones, la letrada de la acusación Rocío Beceiro ha asegurado que la propia Asunta "dejó pistas sobre quién la mató" a través de testimonios sobre agresiones y sedaciones en los meses antes de su muerte. "Percibía que ese grave peligro que corría lo estaba corriendo dentro de hogar y que procedía de las personas más próximas a ella", ha sentenciado.


Esta percepción, ha apuntado, se relaciona con el hecho de que "los acusados iniciaron un plan para acabar con la vida de su hija" y "actuaron de forma conjunta" para llegar a este fin, estableciendo un "reparto de papeles".


Dentro de este reparto, ha indicado la letrada, Alfonso Basterra "hace un gran acopio de Orfidal durante" los meses previos a la muerte de la niña y se lo suministró a Asunta "con pleno conocimiento de ambos.

"El asesinato de Asunta es cosa de dos", ha explicado Rocío Beceiro, que ve en la actitud actual de los acusados, con un "pacto de silencio y elogio mutuo", parte de este "acuerdo de voluntades".


MOTIVACIÓN


En cuanto a la motivación del crimen, la abogada ha explicado que a Rosario "la niña le molestaba", como apuntan los informes de alta del sanatorio La Robleda, donde estuvo ingresada. "Estaba iniciando una nueva vida y tenía problemas para llevarla a cabo", ha explicado.


En cuanto a Basterra, un hombre "sin oficio ni beneficio", le ha atribuido un "móvil económico" tras el divorcio, con ansias por "encontrar algo muy poderoso que lo vinculara al futuro" con su exmujer y que la obligase a un "pacto de silencio".


Durante su argumentación, Beceiro ha ido incluso más allá y ha dicho que el acusado "es consciente" de que "si de este juicio sale condenada exclusivamente su mujer, él, como víctima, va a poder exigir una compensación económica a la persona que pudiera ser condenada por el asesinato de su hija".


LORAZEPAM


Ante el jurado, la abogada de ha acusación ha recordado que los análisis del pelo de Asunta informan de sedaciones continuadas en los meses previos a su muerte. Asimismo, ha recordado la declaración de varios profesores narrando ocasiones en las que la niña acudió sedada a clase o no fue, que coinciden en el tiempo con compras de Orfidal por parte de Basterra. De estos episodios, apunta, tienen conocimiento tanto el padre como la madre en diferentes ocasiones y, sin embargo, nunca llevaron a la niña al médico.


A pesar de que los padres de Asunta refieren consumos de antihistamínicos, la acusación ha recordado que esta sustancia no se encontró en el cabello de la víctima y que en el mes que pasó con su madrina y su cuidadora durante el verano "no les dieron ninguna pauta de medicación".


EPISODIO DEL 5 DE JULIO


En cuanto al episodio del cinco de julio de 2013, cuando Rosario Porto afirmó que un hombre había entrado de madrugada en su domicilio e intentado matar a Asunta, Rocío Beceiro ha recordado que la acusada no acudió a la policía hasta que se enteró de que Asunta se lo había contado a la madre de una amiga y que "había salido del círculo familiar". Aún así, los padres no pusieron denuncia.


De esa noche, la letrada ha destacado que Porto envió varios mensajes 'whatsapp' de madrugada y que aseguró que el hombre había entrado porque se había dejado las llaves de la puerta por fuera. "Un hombre cualquiera, vestido de negro y con guantes, de todas las casas de Santiago, se encuentra la única que tiene las llaves puestas por fuera", ha ironizado Beceiro.


En septiembre, el día 17, se produce otro episodio sin explicación cuando la alarma de Montouto permanece varias horas desconectada sin que ninguno de los padres reconozca haber estado allí. Al día siguiente "Asunta falta al colegio y a la clase de ballet" y, aunque en el juicio se afirmó que estaba en casa de su madre, la cuidadora negó haberla visto allí.


Finalmente, Beceiro ha hecho referencia a que el día anterior a la muerte de Asunta, el 20 de septiembre, Rosario Porto pasó toda la jornada con su amante y que Alfonso "la estuvo llamando continuamente".


SEDACIÓN DE COMÚN ACUERDO


El día de los hechos "los acusados comieron juntos con su hija en el domicilio de Alfonso", recoge la acusación popular, que cree que ambos, "puestos de común acuerdo", le administraron lorazepam a su hija "en la comida o justo después".


Rosario Porto, ha añadido, mantuvo "en los momentos más críticos" tras la desaparición de Asunta, que había estado en casa hasta las 19.00 horas y que la niña se había quedado allí estudiando, algo que es "falso" y que no puede explicar por las "lagunas" producidas por el Orfidal, dado que la recomendación de tomar más dosis no llegó hasta el día siguiente.


Asimismo, la letrada da credibilidad al testimonio de la joven que vio a Alfonso Basterra con su hija esa tarde en la calle, concluyendo que es el padre "quien lleva a Asunta y la introduce en el coche de la madre" aunque, apunta, en el resto del plan "Alfonso ha sido más precavido, más cauto y más listo que Rosario".


"Todos los indicios apuntan a que Alfonso Basterra estuvo en Teo", ha asegurado Rocío Beceiro que, entre otros elementos, ha recordado que en el coche de Porto aparecen dos envoltorios de mascarillas 3M, aunque sólo una, con el ADN de Rosario, en la papelera de Montouto.


La acusación popular desconoce "cuál de los dos asfixia" a la niña, aunque está convencida de que "Alfonso estaba allí", que ayudó a cargar el cuerpo en el coche de Rosario y que después "volvió a Santiago a preparar su coartada".

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