jueves, 28 de marzo de 2024 11:01
Editorial

ACOSTÚMBRENSE A TRUMP

Manuel Fernando González Iglesias
Manuel Fernando González Iglesias

A Coruña, 1952

Donald trump opinion 1


Los periodistas andamos en pie de guerra cada vez que escribimos o hablamos en la radio o en la televisión de Donald Trump. La moda se ha hecho extensiva a la clase política que contaba con la presencia de Hillary Clinton en la Casa Blanca para luego tirarle de la chaqueta y pedirle algo. Todo eso se ha desvanecido como una lluvia de verano tras conocerse la inapelable decisión de los norteamericanos de otorgarle la presidencia de "su país" al multimillonario neoyorkino.


Tras ese episodio, se ha desatado la furia entre quienes nos representan en el Parlamento, sin darse cuenta, seguramente, de que ninguno de ellos pinta nada en el escenario internacional y mucho menos en la vida privada de los estadounidenses. Y lo malo de todo no es esa ignorancia política en la que se mueven unos y otros, tirándose encima los trastos populistas a la cabeza, sino el que sin haber tomado posesión de su cargo, el nuevo Presidente de los Estados Unidos de América ya sabe, a estas horas, la altura institucional de quienes nos gobiernan y, sobre todo, de quienes se han quedado, por méritos contraídos en las urnas, en la leal oposición.


Y aunque de quien hablamos no sea de lecturas profundas, seguramente en la CIA o en la Secretaría de Estado encontrará quien le ponga al día de las hazañas y decires públicos de nuestros padres de la patria, como en su día ya le pasó a José Luis Rodríguez Zapatero tras su sentada-protesta ante el paso de la bandera norteamericana, que fue permanentemente castigada por otro Presidente también del partido republicano, que nunca se quiso hacer una sencilla foto con el dirigente hispano.


Por lo que parece, los insultos de Trump y su visión majadera del mundo no nos gusta, y como sabemos "más que nadie, pero menos que Pedro Sánchez" sobre la democracia yankee, estamos dispuestos a ser sus más feroces detractores en Europa, sin tener en cuenta el "pequeño detalle" de que estamos poniendo a parir al emperador de la primera potencia del mundo, y que nosotros tenemos una economía interdependiente con Norteamérica y algunas bases de singular importancia en nuestro territorio asociadas a un plan de defensa específico.


Y ante semejante torpeza, por mucho que no nos guste el personaje, los que nos dirigen o mandan en la oposición debieran apuntarse a un curso intensivo de reciclaje oratorio, no para cambiar su ideología, ni la de Trump por supuesto, sino para aprender a cohabitar con la "nueva política" que se nos viene encima, que estoy seguro nos va afectar tanto como al resto de los europeos, que ya han comenzado por callarse la boca y a continuación por preocuparse por los extremismos en sus propios países.


Señores diputados y diputadas, aunque no les guste e incluso les repatee, acostúmbrese a Trump ,como ya ha hecho el Down Jones, que de bajar mil puntos al día siguiente de la hecatombe demócrata como preveían los expertos --¡vaya expertos!--, subió más de 130 puntos, aunque el ganador, como todos dicen, no fuera su candidato. Para entendernos, hagan lo que mejor saben hacer: mientan.

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