jueves, 2 de mayo de 2024 02:48
Opinión

Pedro Sánchez, protagonista de su propia obra

Carmen P. Flores
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Directora de Pressdigital

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Al mediodía de este viernes se cerraba el telón de la segunda sesión de investidura del candidato Alberto Núñez Feijóo. El resultado confirmaba lo que era previsible, los noes han sido superiores a los síes, lo que dejaba claro que el candidato no había conseguido los votos suficientes para ser elegido presidente del gobierno. La anécdota, la actuación del diputado de Junts, Eduard Pujol, novato en el Congreso, pero no en la política, se equivocó al votar sí a Feijóo, ¿Por qué lo hizo? Porque debía estar pensando en las musarañas y no en lo que tenía que hacer. Al final, su sí fue considerado nulo. Ha sido el chismorreo de la sesión. Y es que en la primera votación de Feijóo, un diputado socialista también se había equivocado, rectifico y fue válido. ¿En qué estarán pensando sus señorías en el Congreso?

 

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, interviene durante la Festa de la Rosa del PSC, en la Pineda de Gavà
El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, interviene durante la Festa de la Rosa del PSC, en la Pineda de Gavà

 

Así que, la misma tarde la presidenta del Congreso se desplazaba al Palacio de la Zarzuela para informar al Rey Felipe VI, quien la próxima semana empezará el turno de consultas con los partidos y posteriormente nominará a Pedro Sánchez como candidato a la presidencia del Gobierno de España. Es lo que toca protocolariamente.

 

Lo que está sucediendo con esto de las investiduras es como el escenario de un teatro. Lo que sucede detrás del telón es otra cosa que los espectadores no conocen. Ven lo que los actores interpretan en el escenario: es la “magia” de la interpretación que ellos quieren transmitir al público.

 

Detrás del telón de la política es donde más actividad se vive, especialmente cuando la sala se encuentra vacía, en silencio, y las personas no pueden conocer todos los intríngulis que conlleva el montaje de la obra que se ha representado. En ese punto se encuentra ahora la obra “negociando para que Sánchez siga en Moncloa”. Aunque a lo largo de todo este tiempo en el que se conocía que el cabeza de lista del partido más votado se iba a presentar a la investidura, los socialistas trazaron su plan B de negociar con los partidos que le habían dado su apoyo en la anterior legislatura para seguir siendo el presidente del ejecutivo español. Las negociaciones, con distintos interlocutores no han cejado, pese a que los socialistas negaron la mayor. Porque ahí estaban ERC y Junts para explicar que todo iba bien y enumerar sus logros. La primera exigencia: la amnistía para todos todos - incluidos los CDR y demás que destrozaron todo los que se les ponía por delante-. Según ellos, eso ya estaba hecho. Después la cosa se fue animando y aumentaron sus peticiones; ahora el referéndum, y la previa el tema de la utilización del catalán en el Congreso y la petición al Parlamento Europeo para su uso en el mismo, que de momento se ha postergado. El traspaso de Rodalies, la financiación y unas cuantas cosas más. Eso lo explicitado públicamente, lo que hay detrás solo ellos lo conocen. Lo que sucede es que la avaricia rompe el saco. Ante el vicio de pedir, la virtud de no dar, se suele decir.

 

Las peticiones imposibles de cumplir de ERC y Junts han puesto en alerta y cabreo a los socialistas, especialmente a Pedro Sánchez, que ha venido explicando que habrá pronto otro gobierno progresista - con Sumar dentro- presidido por él y con el soporte de ERC, Puigdemont, Bildu y la comparsa del PNV. Lo que ocurre es que los precios en la subasta han ido subiendo ¿Se lo puede permitir el PSOE?, ¿Traicionará a sus votantes, militantes o no? ¿Cómo lo piensan vender? Son muchas preguntas a las que tendrá que responder el propio Sánchez, porque sus compañeros de partido han cerrado filas para seguir saliendo en la foto, o para seguir en sus puestos bien remunerados.

 

La nueva obra ya ha empezado, y ahora el guapo de la misma, la estrella, es Pedro Sánchez. Le ha dejado el escenario Alberto Núñez Feijóo, para que se luzca en su papel estrella. El problema vendrá cuando el presupuesto para todo el montaje sea excesivo y al final, se tenga que suspender porque el coste puede suponer la runa para el empresario. ¿Qué sucederá pues? Un nuevo proyecto, con un coste asumible para no entrar en bancarrota.


 

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