viernes, 3 de mayo de 2024 23:41
Opinión

Vienen las elecciones catalanas, nada que ver con las vascas

Carmen P. Flores
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Directora de Pressdigital

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Gráfico con reparto de escaños en el País Vasco tras las elecciones celebradas el 21 de abril de 2024
Gráfico con reparto de escaños en el País Vasco tras las elecciones celebradas el 21 de abril de 2024

Ya se han celebrado las primeras de las tres elecciones que están previstas: vascas, catalanas y europeas, por este orden, con la victoria del PNV en votos y empate con Bildu en escaños. Como decía no hace demasiados días, el gobierno está destinado a repetirse: peneuvistas y socialistas seguirán en el gobierno, con caras nuevas tanto del presidente, como del vicepresidente que recaerá en los socialistas. Además, el líder de los socialistas, Imanol Pradales, ha conseguido aumentar en dos los diputados. Marcará perfil propio y se espera de él que consiga mantener las buenas relaciones con el lehendakari.

 

Al PP, cuyo objetivo era aumentar en votos, diputados y hacer desaparecer a Vox, no le ha sido como para tirar cohetes. Claro que en Euskadi a los populares les cuesta conseguir votos por mucho que Feijóo lo haya intentando.

 

La pugna Sumar - Podemos se ha saldado con la desaparición de los morados en el parlamento y la representación de un solo escaño para Sumar. Una derrota en toda regla. Bildu, a quien Pablo Iglesias apoyaba, se ha salido con la suya. Bildu se ha llevado bastantes votos de la formación morada. Todo un éxito para el gurú que se fue de la política por la puerta falsa, lo han metido en tertulias, incluidas en TVE, pago previo por apoyar la postura socialista en  el Consejo de RTVE.

 

Pasando página de los comicios vascos, el 12 de mayo hay convocatoria en Catalunya, donde las votaciones no tendrán nada que ver con los resultados vascos. La situación es distinta, lo mismo que sus votantes. El panorama catalán es que los independentistas están divididos y electoralmente tirándose los trastos por la cabeza, y en algunos son irreconciliables. No por temas políticos, sino en algunos casos, por temas personales. La anunciada victoria, según los sondeos, de la candidatura de Salvador Illa, que se da por hecha sin haberse votado aún, es un peligro que los socialistas deberían recordar de otras votaciones. Se puede ganar, sin que necesariamente se gobierne, en eso tienen una experiencia que intentan no recordar. En Catalunya si se producirá un castigo a Sánchez por el tema amnistía, las cesiones a los independentistas y el desamparo a los constitucionalistas que se han sentido muy desprotegidos. Aunque no lo reconozcan públicamente - es lógico-, hay preocupación en Ferraz y en la calle Pallars, sede de los socialistas catalanes, donde intentan bajar el entusiasmo de algunos. Como dicen algunos, primero hay que convencer a los ciudadanos, hay que votar, contar los votos, y finalmente si se consigue ser la fuerza más votada, vienen los cálculos matemáticos: con quien formar gobierno que de la mayoría. No es nada fácil para Illa que seguirá teniendo las manos atadas con dos lazos: ERC y el salvador de la patria, Carles Puigdemont. No sé quién dijo que “no hay mejor maestro que la experiencia más amarga”.

 

La anunciada desaparición de Ciudadanos - según siempre las encuestas- aunque hay que esperar a que se confirme en las urnas, pone en liza al PP y socialistas que quieren recuperar a sus votantes. El PP volverá a recuperar un buen número de votantes, según dicen, no los suficientes como para ser tercera fuerza, que quedará en manos de ERC o de Junts. Mientras, los Comunes de Colau, que no se sabe bien a qué juegan, bajarán en votos y en diputados. Es que no se entiende demasiado que tonteen tanto con los independentistas. Sus compañeros de Sumar están muy atentos para que no se peguen un batacazo como en Euskadi. Mientras que Vox aspira a mantener sus actuales diputados. No será así, bajarán su número de votos y escaños. La CUP, que hasta ahora sus votantes eran fieles, ha perdido la confianza y todo parece indicar que no obtendrán el mismo resultado que en las anteriores. Demasiado desánimo en sus filas.

 

La presencia del partido de -actual alcaldesa de Ripoll- Aliança Catalana va a significar la sorpresa de estos comicios con unas posiciones contra los inmigrantes que le llevaron a la alcaldía. Le tienen miedo más de un partido independentista de que le resten votos. Sus planteamientos antiinmigrantes venden, por desgracia. Así que no habrá tiempo para el aburrimiento, pese a que pocas propuestas va a escuchar la ciudadanía. “Lo malo no es vivir en las nubes, sino bajar”, que es lo suele pasar en campaña.

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