Sánchez tiene una flor en el trasero y Feijóo una mochila en la espalda

Día y medio de debate de investidura, intenso, y una votación de 179 votos han sido los que han llevado a Pedro Sánchez a ser elegido de nuevo presidente del gobierno de España. En contra 171 del PP, Vox y UPN. Así es la democracia. No cuenta quien haya ganado las elecciones, sino quien puede formar gobierno, es decir, quien cuenta con los votos suficientes para constituirlo, es constitucional.

El debate ha sido realmente duro, con intervenciones para todos los gustos. Algunas de ellas dejaban un sabor amargo, otras se parecían a la compra en un mercado donde depende del dinero que se disponga se puede conseguir más productos. Es lo que hay y a lo que se prestan los partidos políticos: mercadeo puro y duro. Así se lo reconocían en sus intervenciones los partidos que le han dado soporte.

Lo que sí ha quedado claro es que Pedro Sánchez tiene una flor en el trasero. Cuanto más complicadas se le ponen las cosas, más capacidad tiene de sacarlas adelante. Lo ha demostrado en varias ocasiones, pero en esta ha sido de libro. Es un político hábil, astuto, con poca ética - en política es lo que se lleva- pero capaz de salirse con la suya. El nuevo presidente del Gobierno ha conseguido los votos de Sumar - forma parte del Ejecutivo-, ERC, Junts, Bildu, PNV, BNG y CC, todo un récord. Es cierto que los votos no son gratuitos, ni porque quieran mucho a los socialistas, ni siquiera a España, tienen un precio alto que en estos cuatro años  tendrá que ir abonando. Lo esperan con la lista para controlarlo.

El candidato Sánchez presentaba a sus señorías su programa de Gobierno,   En el preámbulo, que fue amplio, el candidato se dedicó a meterse frontalmente contra el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, y VOX. Le refregó por la cara que no había sido capaz de conseguir los votos de los partidos que le iban a votar a él. Le culpó de incitar a la gente a salir a las calles y les reponsabilizó de los altercados que se estaban produciendo, especialmente delante de la sede de su partido. Sus acusaciones fueron muy duras... 

La segunda parte de su discurso estuvo enfocado a presentar todas y cada una de las medidas sociales, que son importantes y que serán bien acogidas por las personas que se verán beneficiadas.Todas las propuestas, aunque no lo haya dicho, tienen unos costes económicos muy altos. La pregunta es, ¿de dónde piensa sacar tanto dinero para pagarlo?. Ya se sabe que los gobernantes pueden presentar proyectos, pero estos tienen que ir acompañados de partidas presupuestarias, si no es papel mojado, electoralismo. Por eso la pregunta. Y la respuesta puede ser, ¿subida de impuestos? Es más que probable, el dinero no sale de las piedras, ni cae del cielo, ni los impuestos a los ricos lo van a cubrir, ni la mayoría de las empresas pequeñas y mediadas, que son la mayoría, están como para tirar cohetes.

La tercera parte de la intervención trató de explicar el tema que más está preocupando a la ciudadanía: la amnistía,. Decía Sánchez que las circunstancias son las que son, Además, exponía que “hay que hacer de la necesidad, virtud” y ver que el perdón que se aplica con la amnistía  puede tener efectos muy positivos sobre el conflicto de Catalunya, que continúa pendiente de resolver tras el “trauma” del procés.

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, llevó a cabo una buena intervención, arremetiendo contra los acuerdos del PSOE con los partidos nacionalistas.  Insistía en que se rompe España, que la ley de amnistía no es constitucional y que les van a tener enfrente. Para Feijóo, la "equivocación" de ceder a las exigencias de Junts y ERC le costará muy cara a España.  Repetía una y otra vez que continuaría dando la batalla por la amnistía, que no lo iba a dejar .

En su respuesta de Pedro Sánchez, ha sido excesivamente duro, ninguneando al líder de la oposición, hasta se ha llegado a reír de él. Una prepotencia innecesaria, injustificada. Quizás ha aplicado aquello de “al enemigo ni agua”, una actitud que se puede volver en contra. Lo que ha quedado patente es que los dos grandes partidos han roto los puentes, cosa que no debe producirse nunca.

La legislatura que acaba de empezar no es un camino de rosas para el presidente Sánchez. Tiene la espada de Damocles encima de su cabeza: Junts, ERC le van a exigir que cumpla todo lo pactado, uno a uno los puntos suscritos. Si no se hace, Sánchez lo va a pasar muy mal. Si los cumple - cosa que creo improbable - tendrá la batalla con los partidos de la oposición, la judicatura, los empresarios - a los que considera enemigos-, las asociaciones y una buena parte de la ciudadanía.

Pedro Sánchez tiene una flor en el trasero, pero la suerte no dura toda la vida. Alberto Núñez Feijóo tiene por el contrario una mochila en su espalda, y dentro de ella se encuentra Vox, Isabel Díaz Ayuso, los casos de corrupción, y las intrigas internas de su propio partido que en menos que canta un gallo le levantarán la camisa. 

Así que, ya hay Gobierno, la legislatura empieza andar, y los problemas siguen el mismo camino. ¿Continuarán los de Vox incendiando las calles? Es el recurso que leS queda, amén de rezar el rosario para que dejen de perder votantes.