El Sínodo de Obispos que durante las últimas tres semanas ha discutido en el Vaticano sobre la familia ha aprobado por unanimidad los 94 puntos del texto final que propone que sean los pastores los que tengan la última palabra sobre la posibilidad de que los divorciados vueltos a casar puedan comulgar, pero que no menciona a las parejas de personas del mismo sexo.
El Papa ha elogiado que la Iglesia no tenga miedo "de sacudir las conciencias anestesiadas o de ensuciarse las manos discutiendo animadamente" sobre la familia al tiempo que ha recordado que su primer deber "no es distribuir condenas o anatemas sino proclamar la misericordia de Dios".