domingo, 7 de septiembre de 2025 14:39

Economía

El Congreso vota la reducción de la jornada laboral este miércoles con Junts y Ábalos en el punto de mira

PP, Vox y Junts podrían bloquear el proyecto de 37,5 horas si logran mayoría absoluta. La asistencia de Ábalos y la posición independentista serán determinantes para el resultado.

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El Congreso afronta este miércoles una de las votaciones más relevantes de los últimos meses: las enmiendas de totalidad que PP, Vox y Junts han presentado para devolver al Gobierno el proyecto de reducción de la jornada laboral a 37,5 horas. Esta iniciativa, impulsada por la vicepresidenta Yolanda Díaz, se ha convertido en un símbolo de la agenda laboral del Ejecutivo, y su futuro depende de la estrategia de los grupos parlamentarios y de la asistencia de todos los diputados, incluido el exministro José Luis Ábalos, ahora en el Grupo Mixto.

El proyecto ha generado un intenso debate político, y su votación será un primer termómetro sobre la capacidad del Gobierno para construir consensos en un Congreso fragmentado, donde la mayoría absoluta del bloque de oposición podría frenar la reforma antes de que avance siquiera al debate de articulado.

 

Tres enmiendas, un solo voto: la oposición alineada

Aunque PP, Vox y Junts han presentado enmiendas distintas, la votación será única porque las tres fuerzas coinciden en solicitar la devolución del texto al Ejecutivo. Juntas suman 177 diputados, una mayoría suficiente para bloquear la ley si logran mantener la cohesión interna y la asistencia total.

Esta votación no solo representa un desafío legislativo, sino también una oportunidad política para la oposición, que busca mostrar fuerza y marcar la agenda del nuevo curso parlamentario. La atención está centrada en Junts: si retiran su enmienda y se suman al bloque del Gobierno, la iniciativa avanzará sin problemas; en caso contrario, la reforma podría verse frenada incluso antes de iniciar el debate en detalle.

 

Estrategias y tensiones en el Gobierno

Desde el Ministerio de Trabajo se asegura que el proyecto "ya no admite más aplazamientos", debido a la expectativa de más de doce millones de trabajadores que podrían verse afectados por la reducción de jornada. El Ejecutivo ha intensificado contactos con Junts y otros socios menores para garantizar la asistencia completa de los diputados y evitar sorpresas que puedan inclinar la balanza.

"El Gobierno ya ha hecho su trabajo. La ciudadanía ya se ha pronunciado en la calle y en los centros de trabajo. Ahora corresponde a los grupos políticos convertir ese consenso social en un consenso parlamentario", señalan desde el departamento de Yolanda Díaz.

El exministro Ábalos también adquiere protagonismo: su presencia será crucial si Junts se mantiene en la abstención, ya que los votos del bloque progresista dependerán de la asistencia de cada diputado aliado para superar los 171 votos sumados por PP, Vox y UPN.

 

Yolanda Díaz y el compromiso con la tramitación

En caso de que el Congreso rechace la iniciativa, la vicepresidenta ha asegurado que volverá a presentar el proyecto, aunque todo el proceso se retrasará porque la tramitación deberá reiniciarse desde cero. Trabajo planeaba originalmente que la votación se celebrara en julio, pero las negociaciones con Junts obligaron a posponerla hasta septiembre, un retraso que ha aumentado la presión sobre el Ejecutivo.

La ley de reducción de jornada laboral forma parte de un paquete más amplio de reformas que buscan aumentar la calidad del empleo, reducir la precariedad y mejorar la conciliación laboral. Su aprobación es vista como una señal de compromiso del Gobierno con los trabajadores y con las demandas sociales recogidas en la calle y en los centros de trabajo.

 

Implicaciones políticas y sociales

El resultado de esta votación tendrá consecuencias tanto políticas como sociales. Para el Gobierno, aprobar la ley significará demostrar capacidad de consenso y liderazgo en un Congreso fragmentado. Para la oposición, bloquear la iniciativa sería un golpe simbólico, que reafirmaría su capacidad de presión y marcaría la agenda política de los próximos meses.

Además, la votación servirá como termómetro sobre la cohesión del bloque progresista y la capacidad del Ejecutivo para negociar con fuerzas independentistas y controlar ausencias críticas. La atención mediática y social está concentrada en cómo Junts y Ábalos actuarán en un momento que podría definir la primera gran victoria o derrota de Yolanda Díaz en esta legislatura.

 

El camino por delante

Superar esta votación inicial no garantiza la aprobación final de la ley. A partir de aquí, habrá que abrir negociaciones sobre el articulado, incorporar enmiendas y lograr acuerdos con grupos parlamentarios que aseguren respaldo mayoritario. El Gobierno confía en que la presión social y el consenso generado en la calle faciliten estos acuerdos, pero la situación política sigue siendo muy ajustada.

El debate de este miércoles se perfila, por tanto, como un momento histórico en la agenda laboral española, con implicaciones directas sobre la calidad del empleo, la política parlamentaria y la capacidad del Ejecutivo para cumplir con sus promesas más ambiciosas.

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