Deutsche Bank apuesta en 2026 por la IA y confía en Alemania para impulsar el crecimiento europeo
Deutsche Bank ha indicado este martes en un encuentro con los medios que sus perspectivas de mercados y estrategia de inversión se cimentan en torno a que la Inteligencia Artificial (IA) seguirá dominando los mercados bursátiles y que Alemania recobrará el impulso para volver a ejercer de locomotora en Europa.
Así lo han desgranado el director de inversiones de Deutsche Bank para EMEA, Dirk Steffen, y su homóloga en la sucursal española, Rosa Duce, quienes han subrayado que, en el universo de la renta variable, la tecnología seguirá siendo un motor, especialmente en lo relativo a Estados Unidos y la IA.
"La IA va a seguir dominando todo", ha afirmado Steffen, para además apuntar hacia el conflicto incipiente entre Estados Unidos y China para hacerse con la hegemonía en este terreno, en tanto que el primero tiene el conocimiento y la inversión y el segundo las tierras raras necesarias para la construcción de esta tecnología, por lo que deberán converger en un punto de equilibrio.
Ligado a esto y a las últimas dudas del mercado sobre la sostenibilidad del sector tecnológico y sus elevadas valoraciones, el directivo ha sostenido que puede haber sobrevaloración en algunas compañías, pero que en ningún caso hay burbuja en el sector.
Para apuntalar su teoría, Steffen ha traído a colación una comparativa gráfica de la evolución actual de las cotizadas tecnológicas con la del mercado en los años 90, cuando el por aquel entonces jefe de la Reserva Federal (Fed), Alan Greenspan, habló de "exuberancia irracional" y la Bolsa acabó siendo testigo del pinchazo de las 'punto.com' pocos años después.
De este modo, ha señalado que, si bien la evolución bursátil y ganancias de ambas épocas son parejas, las valoraciones no han entrado en fase especulativa como hicieron en aquel entonces.
Además, ha apostillado que los grandes anuncios de inversión por parte de los gigantes del sector tampoco son motivo de preocupación, toda vez que tienen mucho efectivo y pueden acometer esas financiaciones con el "dinero del bolsillo"; en esencia, se trata de compañías que llevan años invirtiendo y no por ello han dejado de ser "muy rentables".
De hecho, ha advertido de que "las empresas que no inviertan van a salir del mercado".
Más allá de la IA, desde Deutsche Bank han apuntado que el motor tecnológico también debería beneficiar a otras industrias en los principales mercados como la construcción, gracias a los nuevos centros de datos; los servicios públicos y 'utilities', debido a la mayor demanda de electricidad; y las empresas de materiales en toda la cadena de suministro.
Otras tendencias a vigilar y que para la entidad podrían ser el foco de atención de los inversores en 2026 son los bancos, con buenos resultados y favorecidos por el entorno de tipos de interés, así como el sector farmacéutico, los bienes de lujo, el sector sanitario o las acciones industriales; asimismo, las acciones de pequeña y mediana capitalización podrían ampliar aún más el universo de inversión.
En el lado de los emergentes, Asia se ha perfilado como el motor de crecimiento y debería ofrecer también oportunidades atractivas para los inversores en renta variable, ya que gigantes como China, aunque moderarán ligeramente su crecimiento en 2026, cotizan a niveles muy baratos.
Pese a la visión positiva para con los mercados, Steffen ha indicado que el camino puede verse salpicado de baches: "Es posible que se produzcan correcciones a lo largo de 2026, ya sea por la toma de beneficios, una decepcionante evolución de los resultados empresariales o la preocupación por una supuesta burbuja de la IA", ha elucubrado.
"En un entorno de persistente incertidumbre en el mercado y posibles reveses a corto plazo, los inversores deberían actuar con disciplina y practicar una gestión activa del riesgo", ha añadido.
En lo referente a la estrategia en renta fija, desde la entidad de origen alemán han englobado que los bonos seguirán ofreciendo perspectivas atractivas para los inversores hasta finales de 2026, premiando la duración. Steffen ha apuntado que la pendiente de la curva es positiva, es decir, que a diferencia de ejercicios como 2022 ahora hay prima de rendimiento por coger más duración.
"Tanto en Europa como en EEUU es posible que vuelvan a registrarse rentabilidades reales positivas de la deuda pública", han hilvanado, toda vez que, para finales de 2026, han previsto una rentabilidad del 4,15% para los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años y del 2,7% para los 'bunds' alemanes.
Con el foco en el crédito, han indicado que los bonos corporativos con grado de inversión ('investment grade', de alta calidad) cotizan con diferenciales cercanos a mínimos de varias décadas, respaldados por fuertes entradas de capital y sólidos balances; por tanto, Deutsche Bank ha apuntado que la calidad debería ser la prioridad tanto para las inversiones en deuda soberana como corporativa.
A la hora de aterrizar este escenario de inversión, los dos ejecutivos de la entidad han esbozado un escenario macroeconómico para 2026 caracterizado por el crecimiento global y la subsiguiente expansión de los beneficios empresariales.
Por partes, Steffen ha expresado su confianza en que la situación está cambiando de manera muy notable en Alemania tras un lustro de estancamiento para el PIB, en tanto que la premisa es que, de aquí a 2029, un 20% del PIB se va a destinar a defensa e infraestructuras: "Va a conducir a una situación de crecimiento", ha enlazado para además indicar que esto creará un efecto positivo de contagio en economías cercanas como Polonia y la República Checa.
También ha apuntado que las dudas del mercado por la implementación de los paquetes fiscales de Alemania carecen de fundamento, ya que el proceso de planificación es labioroso y cauto por la propia idiosincrasia del país: "Todavía tiene mucho margen de gasto y pulmón financiero", ha remachado.
Así las cosas, han previsto que Alemania crezca un 1,2% en 2026, en línea con la eurozona, que avanzaría un 1,1%, pero a distancia de España, cuyo PIB crecería un 2,2%.
Duce ha expuesto sobre España que el consumo y la inversión han pasado a ser los principales motores de crecimiento y que lo seguirán siendo en 2026, si bien el agotamiento del sector turístico, el menor dinamismo de las exportaciones de bienes (por los aranceles) y la subida de las importaciones harán mella en paralelo.
Además, ha apuntado que persistirán problemas estructurales como la baja productividad y el no haber aprovechado los años de bonanza para hacer reformas de calado en torno al déficit.
Sobre los bancos centrales, Deutsche Bank espera que el Banco Central Europeo (BCE) mantenga los tipos en el 2%, mientras que la Reserva Federal (Fed) reducirá tres veces las tasas de referencia, hasta el 3%.
La premisa sobre Estados Unidos es que crezca un 2,1% en 2026, ya que, con unas condiciones financieras menos restrictivas, se impulsará el consumo, las inversiones, los beneficios empresariales y el gasto público.
Respecto a las materias primas, la entidad ha previsto un mayor potencial alcista del oro en 2026 debido a una fuerte demanda, especialmente de los bancos centrales, por lo que podría escalar hasta los 4.500 dólares.
En cuanto al petróleo, han vaticinado que se mantendrá el elevado superávit de producción, lo que daría lugar a que los precios se estabilicen en los 60 dólares por barril.
Por último, han sostenido que el cruce del euro/dólar se mantendrá estable en los 1,15 'billetes verdes' por cada moneda de euro del Viejo Continente.

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